Después de plantear los preliminares del tema de la Autobiografía en la Antigüedad en la entrada anterior, intento acotar aquí el campo de estudio.
El primer ejemplo de escritura autobiográfica en Grecia es posiblemente, el de Hesíodo, Teogonía 22-34 (¿primera mitad S. VII a. C.?). Al principio de su poema, el autor de la Teogonía relata la experiencia de su iniciación en la poesía: ésta, dice, es un don que recibió de las Musas del Helicón, a quienes dirige al principio de su obra lo que podemos considerar como un himno.
La cuestión que nos planteamos automáticamente es la de hasta qué punto debemos considerar lo narrado como real, o bien hasta qué punto debemos considerar que Hesíodo consideraba lo narrado como real: es decir, hasta qué punto nos está hablando Hesíodo de un hecho autobiográfico. La posibilidad de que Hesíodo considerara lo narrado como real puede repugnarnos desde la perspectiva del S. XXI. Pero negar la realidad de la percepción de Hesíodo puede ser anacrónico, y en este sentido conviene tener en mente lo que dice L. Gil:
Las Musas se le revelaron a Hesíodo, dice éste, mientras apacentaba ganado en el monte, le instruyeron en el arte de la poesía y, como símbolo material de su nueva ocupación, le entregaron un cetro.El pasaje, en el que alternan la tercera y primera persona, es notable porque parece implicar una conciencia poética mayor que la que hallamos en Homero, quien nunca se presenta a sí mismo ante su auditorio: de hecho, se entiende que esta autopresentación del narrador indica la mayor modernidad de la Teogonía frente a los poemas homéricos.
La cuestión que nos planteamos automáticamente es la de hasta qué punto debemos considerar lo narrado como real, o bien hasta qué punto debemos considerar que Hesíodo consideraba lo narrado como real: es decir, hasta qué punto nos está hablando Hesíodo de un hecho autobiográfico. La posibilidad de que Hesíodo considerara lo narrado como real puede repugnarnos desde la perspectiva del S. XXI. Pero negar la realidad de la percepción de Hesíodo puede ser anacrónico, y en este sentido conviene tener en mente lo que dice L. Gil:
Para la comprensión de vivencia tan extraña a la mentalidad moderna es precioso tener presente que Hesíodo compartía las creencias religiosas de los campesinos de Beocia, los cuales, con cierta frecuencia, veían en los parajes agrestes a las Ninfas o quedaban nymphóleptoi, posesos por ellas; y conviene también no perder de vista que, como rapsodo, tenía la misma fe que Homero en las Musas. No es, por tanto, difícil imaginar que, mientras apacentaba sus ovejas en el Helicón, pasase por una experiencia análoga a la de sus paisanos y atribuyese el origen de la misma a las Musas, cuya presencia numinosa creyó tan vivamente percibir en aquellos parajes familiares, a pesar de poner la tradición en Pieria, al pie del Olimpo, la sede de éstas (L. Gil, Los antiguos y la inspiración poética, Madrid, Guadarrama, 1967, p. 23).
Un caso análogo al de la Teogonía, y aún más sorprendente por el carácter filosófico del texto (y, por tanto, por su aspiración a la verdad), es el que nos encontramos al principio del poema de Parménides de Elea (floruit 1ª mitad S. V a. C.).
La cuestión que conviene no dejar caer en saco roto es la de que el descubrimiento del “yo” en la literatura no es un procedimiento tan automático como pudiéramos pensar: desde luego, no lo fue en Grecia:
1. ORATORIA:
La exposición de la propia vida y carácter es habitual en la oratoria judicial, especialmente en los discursos en que el orador intenta defenderse. Éste es el caso de Antifonte de Ramnunte, Apología; Isócrates, Sobre el cambio de fortunas; Demóstenes, Sobre la corona.
De la obra de Isócrates se hablará más adelante en una antrada futura.
2. EPISTOLOGRAFÍA:
También es habitual la narración de hechos de la propia vida en las epístolas, muy especialmente cuando tienen carácter de autojustificación – éste es especialmente el caso de Platón, Carta Séptima, del que se hablará en detalle en una entrada posterior.
3. MEMORIAS (HYPOMNÉMATA):
Desde el Helenismo son habituales en el caso de personajes con actuación en la vida pública; también estos casos suelen poseer carácter de autojustificación.
La cuestión que conviene no dejar caer en saco roto es la de que el descubrimiento del “yo” en la literatura no es un procedimiento tan automático como pudiéramos pensar: desde luego, no lo fue en Grecia:
- Como ya hemos indicado esa presencia del “yo” parece no darse en la narración supuestamente neutra de Homero.
- El “yo” hace su irrupción con Hesíodo, quien nos da datos de su vida como su nacimiento en Ascra y sus conflictos con su hermano Perses por culpa de la herencia paterna (cfr. Trabajos y Días).
- Ni siquiera en el caso de la lírica podemos tener certeza de que los poetas nos hablen de sus experiencias personales y que no nos estén hablando en nombre de su auditorio, con el que establecían un tipo de simbiosis ajeno a nuestros hábitos literarios.
1. ORATORIA:
La exposición de la propia vida y carácter es habitual en la oratoria judicial, especialmente en los discursos en que el orador intenta defenderse. Éste es el caso de Antifonte de Ramnunte, Apología; Isócrates, Sobre el cambio de fortunas; Demóstenes, Sobre la corona.
De la obra de Isócrates se hablará más adelante en una antrada futura.
Cfr. T. C. Loening, “The Autobiographical Speeches of Lysias and the Biographical Tradition”, Hermes 109 (1981), pp. 280-294.Con nuestro concepto de autobiografía podemos incluir aquí también el caso de la Apología de Sócrates escrita por Platón, aunque otros preferirán considerarla ejemplo de escritura autobiográfica ficticia (no es el autor sino el narrador quien cuenta su vida).
2. EPISTOLOGRAFÍA:
También es habitual la narración de hechos de la propia vida en las epístolas, muy especialmente cuando tienen carácter de autojustificación – éste es especialmente el caso de Platón, Carta Séptima, del que se hablará en detalle en una entrada posterior.
3. MEMORIAS (HYPOMNÉMATA):
Desde el Helenismo son habituales en el caso de personajes con actuación en la vida pública; también estos casos suelen poseer carácter de autojustificación.
Cfr. Engels, J., “Die Hypomnemata-Schriften und die Anfänge der politischen Biographie und Autobiographie in der griechischen Literatur”, ZPE 96 (1993) 19-36.Dentro de este tipo de escritura autobiográfica se pueden recordar los casos de
- Nicolás de Damasco (64 a. C. – post 4 a. C.): historiador, autor de una historia universal (sólo tenemos fragmentos), filósofo, preceptor de los hijos de Antonio y Cleopatra; también desempeñó labores políticas, como consejero de Herodes el Grande y de su hijo. Sabemos que escribió biografías, la de Augusto y la suya propia, la primera con carácter propagandístico y la segunda con carácter encomiástico: según sabemos por los fragmentos, presentaba su propia vida como la realización del ideal ético aristotélico. La atención dedicada en su obra histórica a su propia época debe de responder también a la inclusión de material autobiográfico.
- Flavio Josefo (37/38 – post 100): Josefo es uno de los representantes fundamentales de la literatura judeohelenística. Es una fuente historiográfica importante a través de su Guerra de Judea y sus Antigüedades judías. Escribió también una Vida de Josefo en la que pretendía defenderse de las acusaciones lanzadas contra él por Justo de Tiberíades. Téngase en cuenta que Flavio Josefo fue un personaje muy discutible: abandonó el bando de su patria en la guerra (fue uno de los pocos defensores de la fortaleza de Yotapa que no murieron o se suicidaron tras el asedio) y pasó a colaborar con Roma, quien le pagó bien su nueva fidelidad; por motivos obvios le llovieron abundantes críticas ante las que intentó justificarse.
Sobre la autobiografía de Flavio Josefo, cfr. Lamour, D., “L'organisation du recit dans l'Autobiographie de Flavius Josephe”, BAGB 1996.2 (1996) 141-150. Lamour, D., “L'autobiographie de Flavius Josephe ou le roman d'une vie”, RBPh 77.1 (1999) 105-130. Daude, C., “Le récit autobiographique de Flavius Josèphe: temporalité personnelle et intentionnalité historique”, en G. Lachenaud y D. Longrée (eds.), Grecs et Romains aux prises avec l'histoire. Réprésentations, récits et idéologie, Rennes, 2003, II, pp. 591-608. M. Hirschberger, "Historiograph im Zwiespalt - losephos' Darstellung seiner selbst im Ioudaikòs Pólemos", en M. Reichel (ed.), Antike Autobiographien. Werke - Epochen – Gattungen, Colonia-Weimar-Viena, Böhlau, 2005, pp. 143-179.
- Un caso peculiar es el de Jenofonte, por cuanto en su Anábasis relata hechos de los que él fue protagonista pero renuncia al uso de la primera persona y escribe sobre sí mismo en tercera; Jenofonte será la figura central en la próxima entrada del blog.
4. ESCRITOS EN LOS QUE EL AUTOR SE PRESENTA ANTE SU PÚBLICO:
Es el caso, p. ej., de lo que hacen algunos poetas, a veces en forma de sello poético (sphragís); también puede reconocerse un caso similar en los prólogos que algunos autores en prosa colocan delante de sus obras.
En este campo son un caso especial algunos escritos que convierten en tema justamente la relación autor-público; es el caso de:
- Luciano, Somnium;
- Galeno, Sobre el orden de mis libros y Sobre mis libros;
- Libanio, Or. I.
Cfr. G. Raina, “Il sogno di Luciano tra autobiografia e mitopoiesi”, Maia 53 (2001), pp. 399-409.
5. ESCRITOS DE INSPIRACIÓN ESTOICA DEDICADOS A LA INTROSPECCIÓN:
En este sentido la referencia básica es la de Marco Aurelio (Meditaciones); ahora bien, en su obra el elemento autobiográfico aparece concentrado en el primer libro. Cfr. Dalfen, J., “Autobiographie und Biographie. Der Fall Marc Aurel”, GB 23 (2000), pp. 187-211.
Con este campo se pueden poner también en relación los textos que hablan de una conversión filosófica o religiosa: Luciano, Bis accusatus; Dión Crisóstomo, Perì phygês; Elio Aristides, Hieroì lógoi; San Pablo, Gálatas I 11 ss., I Corintios XV 8, Filipenses III 7 ss.; San Justino Mártir, Diálogo con Trifón; San Gregorio Taumaturgo, Discurso de agradecimiento a Orígenes.
Cfr. S. J. Harrison, “Apuleius, Aelius Aristides and Religious Autobiography”, en M. Paschalis y St. Frangoulidis (eds.), Space in the Ancient Novel, Groningen, 2002, pp. 245-25.Para el caso de Roma, una síntesis debería decir, siguiendo a Görgemanns y Berschin 1997 (mira aquí), que la escritura autobiográfica es igualmente abundante en la otra cultura clásica.
Para sus orígenes en Roma, cfr. Chassignet, M., “La naissance de l'autobiographie a Rome: 'laus sui' ou 'apologia de vita sua?'”, REL 81 (2003), pp. 65-78.De la autobiografía en sentido propio propone Berschin distinguir los Commentarii, destinados a justificar actuaciones políticas o militares (piénsese en el caso de Julio César).
Con todo, la literatura de los Commentarii influyó mucho en las obras de carácter más claramente autobiográfico (narraciones de la propia vida), que presentan asimismo carácter de justificación de la actuación pública: aunque no conservamos ningún texto de este tipo, sabemos que fueron escritos por figuras como Sila, Cicerón o Augusto. En fechas posteriores, otros césares también cultivaron este mismo tipo de autobiografía autojustificatoria.
Cfr.: Bollansee, J., “P. Fay. 19, Hadrian's Memoirs, and Imperial Epistolary Autobiography”, AncSoc 25 (1994), pp. 279-30. Chausson, Fr., “L'autobiographie de Septime Severe”, REL 73 (1995), pp. 183-198. Lewis, R.G., “Imperial Autobiography, Augustus to Hadrian”, Aufstieg und Niedergang der römischen Welt II 34.1, 1993, pp. 629-706. Mary, L., “'Cauti uel... timidi'. De l'expérience militaire à la conscience historique: les fragments autobiographiques des 'Res gestae' d'Ammien Marcellin”, en G. Lachenaud y D. Longrée (eds.), Grecs et Romains aux prises avec l'histoire. Réprésentations, récits et idéologie, Rennes, 2003, II, pp. 621-632. Pausch, D., “Formen literarischer Selbstdarstellung in der Kaiserzeit. Die von römischen Herrschern verfassten autobiographischen Schriften und ihr literarisches Umfeld”, RhM 147 (2004), pp. 303-336. Scholtz, P., “Sullas 'commentarii' - eine literarische Rechtfertigung. Zu Wesen und Funktion der autobiographischen Schriften in der späten Römischen Republik”, en U. Eigler, U. Gotter, N. Luraghi y U. Walter (eds), Formen römischer Geschichts-schreibung von den Anfängen bis Livius. Gattungen, Autoren, Kontexte, Darmstadt, 2003, pp. 172-195.Un caso que se debe distinguir de éste lo representa en Roma la autobiografía poética. Prescindiendo de los antecedentes, podemos recordar en este punto los casos de Ovidio (Tristia IV 10) o Prudencio (Praefatio). En otras ocasiones, la autobiografía poética pretende ser una especie de captatio beneuolentiae, según apreciamos en distintos lugares de Horacio, y especialmente en Sátiras I 6.
Cfr. Fairweather, J., “Ovid's Autobiographical Poem, Tristia 4.10”, CQ 37 (1987), pp. 181-196. Gildenhard, I.; Zissos, A., “Inspirational fictions: autobiography and generic reflexivity in Ovid's proems”, G&R 47 (2000), pp. 67-79. Gowers, E., “Fragments of Autobiography in Horace Satires I”, ClAnt 22 (2003), pp. 55-92. Harrison, G., “The Confessions of Lucilius (Horace 'Sat'. 2.1.30-34): A Defense of Autobiographical Satire?”, ClAnt 6 (1987), pp. 38-52.
Cabría aún comentar otros tipos de escritura autobiográfica en la literatura latina pagana (p. ej., los casos de las Cartas a Lucilio de Séneca, o de las Metamorfosis de Apuleyo).
Cfr. M. Hicter, “L'autobiographie dans l'Ane d'Or d'Apulée”, AC 13 (1944), pp. 95 ss.; id., “L'autobiographie dans l'Ane d'Or d'Apulée (suite et fin )”, AC 14 (1945), pp. 61 ss.Si nos volvemos al caso de la literatura cristiana, ha de citarse ante todo el caso de las Confesiones de San Agustín, sobre las que trataremos más adelante en detalle. Aquí quiero recordar tan sólo que la obra ya influyó en otras autobiografías del final de la Antigüedad, como por ejemplo las de
- Próspero de Aquitania (texto espurio; comienza diciendo nato mihi quondam sub lege peccati);
- Paulino de Pela: ca. 459 compuso 616 hexámetros, un escrito de agradecimiento sub ephemeridis meae textu;
- San Patricio, apóstol de Irlanda: su Confessio ha recibido especial atención en la bibliografía más reciente;
- Valerio del Bierzo: gallego según Berschin, muerto en 695, autor de unas Narrationes.
Con la referencia a todos estos materiales hacemos ver que, ciertamente, la escritura autobiográfica tuvo realidad en la época antigua. Pero en estas entradas, por supuesto, tenemos que seleccionar dentro del corpus unos pocos ejemplos que puedan ser significativos, de los que intentaremos extraer nuestras conclusiones. Tales ejemplos, ordenados según el criterio cronológico, e intentando al tiempo abarcar distintos géneros literarios clásicos, serán los siguientes:
- Jenofonte, Anábasis: discutiremos la posibilidad de considerar como autobiografía esta obra que narra en tercera persona hechos de los que el autor fue testigo y protagonista. Al hilo de la Anábasis, interrumpiendo la serie cronológica, trataremos también el caso de César.
- Platón, Carta Séptima: texto considerado por muchos como la primera autobiografía de la Antigüedad – aunque esta opinión no es compartida por todos a causa de ciertos problemas de autoría que presenta el texto. De todas formas, la Carta Séptima ejemplifica bien el puesto que le puede corresponder a la epistolografía dentro de la autobiografía.
- Isócrates, Sobre el cambio de fortunas: del orador Isócrates conservamos otro texto (354 a. C.) que podría competir con la Carta Séptima de Platón (ca. 353 a. C.) por el puesto de primera autobiografía de Grecia. En cualquier caso, es representativo del tipo de informaciones sobre la propia vida incluidas en la oratoria judicial.
- Galeno, Sobre el pronóstico. Ejemplifica los casos en los que el autor recurre a procedimientos autobiográficos para justificarse en escritos con carácter de memorias.
- San Agustín, Confesiones: primer texto latino del curso, es la autobiografía por excelencia de la Antigüedad; se trata de una obra que, además, ejerció como modelo en el desarrollo posterior de la autobiografía en Occidente; por ello, el influjo de las Confesiones en las obras de Petrarca y Rousseau debe ser al menos aludido con brevedad.
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