Esta entrada no va de textos, va de una imagen, del paisaje en que se han compuesto algunos textos de los que se habla en este blog. Me he referido en una entrada que ha tenido bastante éxito, El ciervo y la cruz, a un autor peculiar de los siglos VII y VIII, Juan de Damasco.
Sabía de él que pasó, después de abandonar Damasco, casi toda su vida en un monasterio de Palestina cercano a Jerusalén, San Sabas. De lo que no sabía nada era de lo impresionante que es su paisaje.
Me sobrecoge pensar que un autor bizantino tan fundamental como Juan Damasceno pasara aquí casi toda su vida y escribiera en estas soledades obras tan capitales como su Fuente del conocimiento o su diálogo Contra los que atacan las imágenes sagradas.
Hay viajes que nunca realizaré, o mejor dicho: no creo que tenga ocasión de hacer muchos viajes. San Sabas no sería el primer destino al que iría de ser capaz de hacer un viaje que se saliera de mis posibilidades actuales. Pero no me importaría nada visitarlo.