¡Ah! ¿A quién no le gustaría saber qué se debe hacer para componer la tragedia más hermosa, la obra literaria con más acierto? Aquí intenta explicarlo Aristóteles.
Este es el capítulo 12 y este el capítulo 14.
Este es el capítulo 12 y este el capítulo 14.
A continuación de lo ahora dicho habría que hablar de a qué se debe tender y ante qué se debe estar prevenido al componer las historias y de dónde surgirá el objeto propio de la tragedia.
Así pues, una vez que la composición de la tragedia más hermosa debe ser no simple sino compleja, siendo esta imitadora de sucesos pavorosos y que despiertan compasión (es que esto es lo propio de tal forma de imitación), es evidente, primero, que ni los hombres ecuánimes deben aparecer experimentando un cambio de la fortuna al infortunio, pues esto no es pavoroso ni despierta compasión sino rechazo, ni los malvados experimentándolo del infortunio a la fortuna ya que esto es lo menos trágico de todo dado que no tiene nada de lo preciso pues ni es agradable ni despierta compasión ni pavor. [1453a]
- Por otra parte tampoco el que es muy perverso debe caer desde la fortuna en el infortunio, pues tal trama sería agradable pero no despertaría compasión ni miedo ya que lo uno se refiere al que sufre infortunio sin merecerlo y lo otro al que nos es semejante (la compasión se refiere al que no se lo merece, el miedo al que nos es semejante), de forma que lo que acontezca ni despertará compasión ni será pavoroso.
- Resta, naturalmente, el que queda en medio de estos. Tal persona es el que ni destaca en virtud y justicia ni experimenta un cambio hacia el infortunio por maldad y perversidad sino por un cierto error, siendo uno de los que gozan de gran estima y fortuna como Edipo y Tiestes y los hombres insignes que proceden de estos linajes.
Señal de ello es también lo que sucede. Pues al principio los poetas contaban las historias al azar, pero ahora en cambio las tragedias más hermosas se componen acerca de unas pocas familias, por ejemplo acerca de Alcmeón, Edipo, Orestes, Meleagro, Tiestes, Télefo y a cuantos otros les aconteció sea padecer, sea hacer cosas terribles.Así pues, la tragedia más hermosa según la técnica poética surge de esta trama.
Por ello cometen también el mismo error quienes le reprochan a Eurípides que haga esto en las tragedias y que la mayoría de las suyas terminen en desgracia. Es que esto es, como queda dicho, correcto, y hay un indicio insigne, pues en los escenarios y los certámenes tales obras son vistas como las más trágicas, si es que se las representa correctamente, y Eurípides, aunque no administra bien los demás aspectos, no obstante es evidente que es al menos el más trágico de los poetas.
Es segunda la trama que algunos llaman primera, la que tiene la trama doble, como la Odisea, y termina de forma contraria para los personajes mejores y los peores. Y parece que es primera por la mala salud de los teatros. Es que los poetas van a la zaga de los espectadores escribiendo en función de sus deseos. Pero este placer no es el que procede de la tragedia sino que más bien es propio de la comedia. Pues en ella los que sean los peores enemigos en la historia, como Orestes y Egisto, al final salen convertidos en amigos y nadie muere a manos de nadie.