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miércoles, 28 de diciembre de 2016

LA LITERATURA GRIEGA CRISTIANA, LITERATURA POSTCOLONIAL: UNA PRESENTACIÓN


Esta entrada está concebida como presentación en sociedad de la ponencia que expondré el 9 de enero de 2017 en la UCM, dentro del curso “Los orígenes del Cristianismo”, coordinado por la profesora Mercedes López Salvá.

No voy a incluir, por ahora, ninguna versión del texto de esa ponencia. El post tiene carácter de introducción. Por ello propongo, primero, el resumen de mi exposición que presenté hace unos meses a la organización del curso:


Esta exposición discute la posibilidad y conveniencia de aplicar al estudio de la literatura griega cristiana un enfoque que ha producido resultados notables en el estudio de las relaciones interculturales que se dieron y se dan entre las literaturas conocidas como ‘postcoloniales’ y las literaturas de sus metrópolis.

El concepto y su método se desarrollaron al objeto de estudiar las peculiaridades de la relación que las literaturas surgidas en las antiguas colonias mantenían con sus metrópolis, Reino Unido y Francia ante todo. Los llamados ‘estudios postcoloniales’ se empezaron a aplicar a finales del S. XX al caso de la literatura latina en su relación con la literatura griega. Aunque la situación histórica hubiera sido exactamente la inversa, se observó que, según indicó ya Horacio con otros términos (cf. Ep. 2,1,156-157), Roma y la literatura latina actuaron ante Grecia como actúa una colonia literaria (Roma es colonia literaria, aun siendo el centro del poder) frente a su metrópoli cultural (Grecia es metrópoli literaria, pese a ser una provincia de la República y después del Imperio).

A partir de esta base se estudia si el enfoque postcolonial puede abrir nuevas perspectivas al estudio de las relaciones que mediaron entre la nueva literatura griega cristiana y la literatura pagana anterior. Según se verá es cierto que la literatura cristiana en griego se desarrolló dando casi todos los pasos esperables en el caso de las literaturas propiamente postcoloniales. También es cierto que la diferencia religiosa que media entre cristianos y paganos se podría analizar grosso modo como una diferencia cultural, y que algunos autores cristianos (Eusebio) adoptaron un enfoque cuasi-nacional en su presentación de la identidad cristiana. No obstante, la diferencia cristianismo-paganismo tiene peculiaridades propias. La propia limitación del parámetro postcolonial en su aplicación al tema es una prueba o indicio de ello. Más en concreto, lo esperable en las literaturas postcoloniales es que acaben atrayendo el interés de los lectores de su metrópoli. En cambio, la literatura cristiana ha debido de ejercer una atracción muy limitada y mediatizada en el caso de los lectores y autores paganos, si bien esta es una cuestión abierta que seguramente requerirá análisis más detallados en el futuro.


Planteo, después, los cuatro puntos que seguirá mi exposición:
  1. Planteamiento.
  2. Concepto de literaturas postcoloniales. Su aplicación al caso de la Literatura Latina en relación con la Griega.
  3. ¿Se puede explicar la relación entre las Literaturas Griegas Cristiana y Pagana desde una perspectiva postcolonial?
  4. Conclusiones y divergencias.

En lugar de presentar una versión escrita de aquello que aún no he expuesto oralmente incluiré a continuación seis textos o grupos de textos que utilizaré para ilustrar ciertos puntos clave de mi ponencia.


A) Las literaturas coloniales o postcoloniales intentan darse a conocer en la lengua de su metrópoli. Así ocurrió también en el caso de los cristianos, que intentaron dar a conocer su ‘buena nueva’ en griego desde un principio, según atestiguan los Evangelios, textos del siglo primero.

Fueron escritos en griego pensando en su difusión en la parte oriental del Imperio. En el caso del segundo Evangelio se ha pensado tradicionalmente que Marcos lo habría escrito no en Oriente sino en Roma, recogiendo la enseñanza de Pedro.

Sea como sea, el texto de Marcos se dirige a un público no judío sino pagano. Por ello explica características de la cultura judía desconocidas en la cultura de Roma:

οἱ γὰρ Φαρισαῖοι καὶ πάντες οἱ Ἰουδαῖοι ἐὰν μὴ πυγμῇ νίψωνται τὰς χεῖρας οὐκ ἐσθίουσιν, κρατοῦντες τὴν παράδοσιν τῶν πρεσβυτέρων, καὶ ἀπ’ ἀγορᾶς ἐὰν μὴ βαπτίσωνται οὐκ ἐσθίουσιν, καὶ ἄλλα πολλά ἐστιν ἃ παρέλαβον κρατεῖν, βαπτισμοὺς ποτηρίων καὶ ξεστῶν καὶ χαλκίων καὶ κλινῶν (Mc 7,3-4).

Es que los fariseos y todos los judíos no comen si no se lavan las manos con ahínco, manteniendo la tradición de sus mayores. Y, al volver de la plaza, no comen si no se purifican. Hay también muchas otras cosas que mantienen por tradición: lavar a fondo las copas y las jarras, y los objetos de cobre y los lechos (Mc 7,3-4).


B) La Literatura Griega Cristiana muestra pronto que conoce la Literatura Griega Pagana. Lo hace ya desde el siglo primero, desde el Nuevo Testamento, que atestigua el conocimiento de la Literatura Pagana que tenía Pablo:
  • Los Hechos de los Apóstoles incluyen (17,28) una cita de Arato (Fenómenos 5): Τοῦ γὰρ καὶ γένος ἐσμέν, “Es que también de Él somos linaje”.
  • En las epístolas de Pablo se citan dos versos sentenciosos, en la Primera Epístola a los Corintios (15,33) uno de Menandro (F 218 Kock): Φθείρουσιν ἤθη χρηστὰ ὁμιλίαι κακαί, “A los buenos caracteres los pervierten las malas compañías”.
  • La Epístola a Tito (1,12) cita un hexámetro de Epiménides el Cretense (F 1 D-K): Κρῆτες ἀεὶ ψεῦσται, κακὰ θηρία, γαστέρες ἀργαί, “Cretenses siempre mentirosos, malas bestias, vientres inútiles”.

C) Otros textos cristianos muestran también su familiaridad con la Literatura Griega Pagana, muchas veces con una actitud polémica. Pero no siempre. De hecho los autores cristianos se esforzaron por mostrar que la lectura selectiva de la Literatura Pagana no iba contra su fe y era útil. Esta es la tesis de Basilio de Cesarea (330-379) en A los jóvenes. Cómo pueden sacar provecho de la literatura griega (1,6):

Τοῦτο μὲν οὖν αὐτὸ καὶ συμβουλεύσων ἥκω, τὸ μὴ δεῖν εἰς ἅπαξ τοῖς ἀνδράσι τούτοις, ὥσπερ πλοίου τὰ πηδάλια τῆς διανοίας ὑμῶν παραδόντας, ᾗπερ ἂν ἄγωσι, ταύτῃ, συνέπεσθαι, ἀλλ᾿ ὅσον ἐστὶ χρήσιμον αὐτῶν δεχομένους, εἰδέναι τί χρὴ καὶ παριδεῖν.

Así pues, vengo también para aconsejaros esto mismo, que no debéis seguir de una vez por siempre a estos hombres [sc., los escritores de la Antigüedad] allí donde os conduzcan, entregándoles los timones de vuestro entendimiento como los de un barco, sino que, aceptando cuanto hay de provechoso en ellos, sepáis de qué es necesario también prescindir.


D) Se esperaría que la literatura dominante (pagana) hubiera acabado leyendo a la literatura ajena (cristiana): si es que la Literatura Griega Cristiana se relacionó de verdad con la Literatura Pagana como se relacionan las literaturas coloniales o postcoloniales con las literaturas de sus metrópolis.

Además, ello se debería manifestar en influjos de tipo distinto de la Literatura Cristiana en la Pagana.

Para mostrar con base sólida que un autor pagano ha leído Literatura Cristiana convendría acudir a los géneros sin conexión con la tradición helénica porque en tal caso no se puede apelar al influjo de hipotextos paganos perdidos. Algo así sucede con la literatura cristiana apocalíptica.

Por eso, si un autor gentil que escribe en griego da a entender que conoce el Apocalipsis de Juan (S. I), escrito también en griego, no se puede apelar a la dependencia de fuentes paganas perdidas. Diversos autores han defendido que este puede ser el caso de Luciano a la luz de sus Historias verdaderas. A continuación se presentan los dos textos pertinentes, del Apocalipsis (21,18-22) y de las Historias verdaderas (2,11). Aquí no los puedo analizar porque eso queda para la exposición oral; pero se puede ver una primera discusión de los dos pasajes en este artículo:

καὶ ἡ ἐνδώμησις τοῦ τείχους αὐτῆς ἴασπις, καὶ ἡ πόλις χρυσίον καθαρὸν ὅμοιον ὑάλῳ καθαρῷ. οἱ θεμέλιοι τοῦ τείχους τῆς πόλεως παντὶ λίθῳ τιμίῳ κεκοσμημένοι· ὁ θεμέλιος ὁ πρῶτος ἴασπις, ὁ δεύτερος σάπφιρος, ὁ τρίτος χαλκηδών, ὁ τέταρτος σμάραγδος, ὁ πέμπτος σαρδόνυξ, ὁ ἕκτος σάρδιον, ὁ ἕβδομος χρυσόλιθος, ὁ ὄγδοος βήρυλλος, ὁ ἔνατος τοπάζιον, ὁ δέκατος χρυσόπρασος, ὁ ἑνδέκατος ὑάκινθος, ὁ δωδέκατος ἀμέθυστος. καὶ οἱ δώδεκα πυλῶνες δώδεκα μαργαρῖται, ἀνὰ εἷς ἕκαστος τῶν πυλώνων ἦν ἐξ ἑνὸς μαργαρίτου. καὶ ἡ πλατεῖα τῆς πόλεως χρυσίον καθαρὸν ὡς ὕαλος διαυγής. Καὶ ναὸν οὐκ εἶδον ἐν αὐτῇ, ὁ γὰρ κύριος ὁ θεὸς ὁ παντοκράτωρ ναὸς αὐτῆς ἐστιν, καὶ τὸ ἀρνίον.

Y la fábrica de su muralla es de jaspe y la ciudad de oro puro similar al cristal puro. Las bases de la muralla de la ciudad están adornadas con todo tipo de piedras preciosas. La primera base es jaspe, la segunda zafiro, la tercera calcedonia, la cuarta esmeralda, la quinta sardónice, la sexta sardio, la séptima crisólito, la octava berilo, la novena topacio, la décima crisoprasa, la undécima jacinto, la duodécima amatista. Y las doce puertas son doce perlas; cada una de las puertas estaba hecha de una sola perla. Y la plaza de la ciudad era oro puro como cristal transparente. Y no vi templo en ella, pues el Señor, el Dios todopoderoso es su templo, y el Cordero.

αὐτὴ μὲν οὖν ἡ πόλις πᾶσα χρυσῆ, τὸ δὲ τεῖχος περίκειται σμαράγδινον· πύλαι δέ εἰσιν ἑπτά, πᾶσαι μονόξυλοι κινναμώμινοι· τὸ μέντοι ἔδαφος τῆς πόλεως καὶ ἡ ἐντὸς τοῦ τείχους γῆ ἐλεφαντίνη· ναοὶ δὲ πάντων θεῶν βηρύλλου λίθου ᾠκοδομημένοι, καὶ βωμοὶ ἐν αὐτοῖς μέγιστοι μονόλιθοι ἀμεθύστινοι, ἐφ᾿ ὧν ποιοῦσι τὰς ἑκατόμβας.

Pues bien, la ciudad en sí es toda de oro, mientras que en torno a ella se extiende una muralla de esmeralda; y hay siete puertas, todas de una sola pieza, de madera de cinamomo. Por otra parte el suelo de la ciudad, y el terreno que circunscribe la muralla, es de marfil. Y hay templos de todos los dioses, construidos con piedra de berilo, y en ellos altares de gran tamaño, de una sola pieza de amatista, sobre los que celebran las hecatombes.


E) En la Literatura Griega Cristiana se observa un hecho peculiar que la distingue de otras literaturas postcoloniales: al correr el tiempo, la Literatura Griega Cristiana pasó de cultura y literatura dominada a cultura y literatura dominadora; en ese momento intentó reemplazar incluso a la Literatura Pagana con nuevas formas de Literatura Cristiana. Se dirigía a cristianos educados e intentaba que estos encontraran en las nuevas obras una lectura alternativa a la poesía pagana.

Puede haber un ejemplo de ello, peculiar por diversos motivos, en la Paráfrasis del Evangelio de Juan, obra de Nono de Panópolis. La deuda de esa Paráfrasis con Homero es obvia. Al principio del poema, Nono reescribe en cinco hexámetros dactílicos, con dicción homérica, el primer versículo del prólogo de Juan (Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος, "En un principio era el Logos, y el Logos estaba ante Dios, y Dios era la Palabra"):

Ἄχρονος ἦν, ἀκίχητος, ἐν ἀρρήτῳ λόγος ἀρχῇ,
ἰσοφυὴς γενετῆρος ὁμήλικος υἱὸς ἀμήτωρ,
καὶ λόγος αὐτοφύτοιο θεοῦ γόνος, ἐκ φάεος φῶς·
πατρὸς ἔην ἀμέριστος, ἀτέρμονι σύνθρονος ἕδρῃ·
καὶ θεὸς ὑψιγένεθλος ἔην λόγος (Nonn., Par.Eu.Io. 1,1-5).

Intemporal, inaccesible, era el Logos en un inefable principio,
de igual naturaleza que el Padre, Hijo de su misma edad, sin madre,
y Logos retoño de Dios por sí mismo nacido, luz de luz.
Del Padre no se distinguía, trono compartiendo en sede infinita;
y Dios era el Logos de sublime linaje.




domingo, 21 de agosto de 2016

DE POESÍA QUE PARECE PROSA Y LAS BUENAS INTENCIONES


Este texto de Gregorio Nacianceno (Poesías 1.10 = PG 37.737) no figura, seguro, entre las mil mejores poesías de la lengua griega. Pero sí podría entrar perfectamente en una antología que se llamase Mil años de poesía griega. Porque el texto, con todas sus limitaciones (¿es esto poesía o prosa en trímetros yámbicos?), es representativo de la forma habitual de componer poesía entre los cristianos de época imperial, según se explica más abajo.

Por si algún lector quiere catar el estilo característico de Gregorio de Nacianzo, incluyo el texto griego en el que se basa esta traducción que publiqué hace cuatro años dentro de un trabajo más amplio.

Tampoco pasaré en silencio a Polemón.
Que también su caso prodigioso es de los que son muy comentados.
No se contaba este otrora entre los prudentes
y era, por cierto, esclavo torpe de los placeres.
Pero, una vez que fue poseído por el amor del Bien
tras hallar un consejero (y no puedo decir cuál,
fuera, pues, un sabio, fuera él mismo), de golpe
se lo vio tan por encima de las pasiones
que presentaré uno solo de sus hechos prodigiosos.
Un joven incontinente manda llamar a una prostituta.
Dicen que cuando esta llegó cerca de la puerta,
por encima de la cual destacaba Polemón en una imagen,
viéndola (es que movía a la piedad)
se marchó al punto, vencida por la visión,
pues se avergonzaba ante el que estaba pintado como si estuviera vivo.

Οὐδὲ Πολέμων ἔμοιγε σιγηθήσεται.
Καὶ γὰρ τὸ θαῦμα τῶν ἄγαν λαλουμένων.
Ἦν μὲν τὸ πρόσθεν οὗτος οὐκ ἐν σώφροσι,
Καὶ σφόδρα γ' αἰσχρὸς ἡδονῶν ὑπηρέτης.
Ἐπεὶ δ' ἔρωτι τοῦ καλοῦ κατεσχέθη,
Σύμβουλον εὑρών, οὐκ ἔχω δ' εἰπεῖν τίνα,
Εἴτ' οὖν σοφόν τιν', εἴθ' ἑαυτόν, ἀθρόως
Τοσοῦτον ὤφθη τῶν παθῶν ἀνώτερος,
Ὥσθ' ἕν τι θήσω τῶν ἐκείνου θαυμάτων.
Ἑταίραν εἰσκαλεῖ τις ἀκρατὴς νέος,
Ἥδ' ὡς πυλῶνος ἦλθέ φασι πλησίον,
Τῆς δ' ἦν ὑπερκύπτων Πολέμων ἐν εἰκόνι,
Ταύτην ἰδοῦσα· καὶ γὰρ ἦν σεβασμία·
Ἀπῆλθεν εὐθὺς καὶ θέας ἡττημένη,
Ὡς ζῶντ' ἐπαισχυνθεῖσα τὸν γεγραμμένον.


En 2001 aprendí de Martin Hose la importancia de la literatura cristiana de cara a conocer la literatura griega de época imperial. De un trabajo suyo (Poesie aus der Schule. Überlegungen zur spätgriechischen Dichtung, Múnich, Bayerische Akademie der Wissenschaften, 2004) aprendí después que la poesía griega cristiana era compuesta de forma habitual ad usum Christianorum hominum doctorum: para uso de los cristianos cultivados que se habían formado leyendo a Homero y a los autores del canon escolar.

Por ello Gregorio de Nacianzo llenó su poesía, con la mejor intención, de tantos intertextos clásicos paganos. Por ello los cristianos de lengua griega escribieron poesía mimética que reproducía tan solo sus modelos sin aportar gran cosa frente a estos. El caso fue distinto según Hose en el Occidente de habla latina, donde los autores, sin rendirse sin condiciones a la imitatio, llegaron en algunos casos a una auténtica aemulatio de sus referentes.

Aquí está claro, al menos según Martin Hose y tantos estudiosos, cómo concluye el partido:

Occidente latino 1: Oriente griego 0.



lunes, 12 de octubre de 2009

LA LITERATURA GRIEGA CRISTIANA.

1. PECULIARIDADES GENERALES DE LA LITERATURA GRIEGA CRISTIANA 
2. EL NUEVO TESTAMENTO Y LOS PADRES APOSTÓLICOS 
3. PADRES DE LA IGLESIA. APOLOGISTAS 
4. LA PATRÍSTICA GRIEGA, DE CONSTANTINO EN ADELANTE


1. PECULIARIDADES GENERALES DE LA LITERATURA GRIEGA CRISTIANA La práctica habitual en el estudio de la Literatura Griega consiste en separar el estudio de la literatura antigua pagana de la cristiana: ello está relacionado con los propios orígenes de la Filología Clásica, que surge a finales del S. XVIII al emanciparse de los estudios teológicos.
  • Si contemplamos el problema desde el punto de vista de historia de las religiones, tiene todo el sentido establecer esta cesura (politeísmo contra monoteísmo): no tanto si contemplamos la cuestión como una confrontación entre escuelas de pensamiento.
  • Este planteamiento está además anclado en la Antigüedad, por cuanto Josefo ya presenta ante su público pagano las diferencias entre ramas del judaísmo como si se tratara de enfrentamientos entre distintas escuelas filosóficas.
  • Por otro lado, es obvio que las diferencias entre unos textos y otros son radicales: p. ej., el concepto de Pablo sobre la salvación del hombre es incompatible con cualquier idea de las escuelas filosóficas de su época sobre el fin último del hombre.
Al tiempo se ha de subrayar la conexión de las formas literarias cristianas con las de la tradición griega: ése es el suelo y el hábitat en que se desarrolla la literatura griega cristiana:
  • Las epístolas del Nuevo Testamento se pueden poner en relación con la tradición de la carta filosófica doctrinal;
  • las homilías de los Padres, con las diatribas de los filósofos;
  • los comentarios a la Biblia, con los comentarios a los escritos filosóficos;
  • los escritos dogmáticos cristianos, con los tratados filosóficos;
  • los escritos polémicos contra paganos, con los escritos polémicos contra otras escuelas filosóficas o contra los mismos cristianos.
Los únicos tipos de escritos cristianos sin conexión con tradición griega son
  • los escritos proféticos, que remiten a la tradición judía,
  • y los escritos que responden a situaciones nuevas, propias de la comunidad cristiana (como las actas de mártires).
Es habitual estudiar la literatura cristiana antigua dividiéndola según las cesuras que marca la propia historia del cristianismo. Así se habla de
  1. un período de consolidación, hasta el concilio de Nicea (325);
  2. un período de apogeo, hasta el concilio de Calcedonia (451);
  3. un periodo de declive, hasta la muerte de Juan de Damasco (hacia 750).
En un primer momento, el canon escriturístico siguió siendo para los cristianos el Antiguo Testamento, leído como prefiguración de Cristo y sus enseñanzas. El canon del Nuevo Testamento no se estableció hasta la segunda mitad del S. II, y ello ante la amenaza que suponía la Gnosis.
El movimiento de la Gnosis, que se documenta en época imperial, mezcla ideas filosóficas helenísticas con ideas religiosas sobre la salvación. No se conocen los orígenes del movimiento, en parte porque la victoria del Cristianismo sobre la Gnosis llevó a la desaparición de casi todas sus fuentes. La Gnosis representó un peligro para los cristianos por su carácter sincrético y su capacidad de asimilar doctrinas próximas, de tal modo que podía llegar a confundirse con el Cristianismo. De esta manera, los gnósticos produjeron escritos que se hacían pasar por cristianos: así, los Hechos de Tomás, aparentemente un relato de la misión de Tomás en la India – pero, bajo la superficie, una exposición de doctrinas gnósticas. Una idea fundamental del gnosticismo es la creencia en un dualismo Dios – Materia:
  • Dios es el Bien que no se deja conocer.
  • La Materia es el Mal.
  • Dios creó a través de su Lógos el mundo del Espíritu, en el que, a su vez, las fuerzas espirituales (Ideas) y los espíritus crearon el cielo, la tierra y a los hombres a imagen de Dios.
  • Por otro lado, espíritus que se apartaron de Dios y se unieron a la Materia, volviéndose malvados, intentan impedir la unión de los hombres con Dios.
  • Por ello Dios debió enviar junto a los hombres a su Lógos, para mostrarles el camino de la salvación.
La similitud con ideas cristianas es evidente. Al producirse una literatura gnóstica que explotaba esta similitud con el Cristianismo (Hechos de Apóstoles, mira antes lo dicho sobre los Hechos de Tomás; narraciones protagonizadas por Jesús: evangelios, diálogos con los discípulos), la reacción por parte cristiana consistió en establecer un canon de los escritos que habían de ser considerados como revelados. 2. EL NUEVO TESTAMENTO Y LOS PADRES APOSTÓLICOS No es fácil precisar el proceso de consolidación del canon del Nuevo Testamento hasta llegar a los 27 libros considerados como revelados. El testimonio más antiguo sobre nuestro Nuevo Testamento parece ser una epístola de San Atanasio (367). Desde un punto de vista formal, los escritos del Nuevo Testamento se dejan dividir en tres grupos:
  • libros históricos (narrativos): los cuatro evangelios más los Hechos de los Apóstoles;
  • las cartas: 13 de San Pablo, más la Carta a los Hebreos y las “cartas católicas” (de Santiago, de Pedro, de Juan, de Judas);
  • el Apocalipsis.
De estos tres grupos, el que presenta menos problemas desde el punto de vista de su forma son las cartas: se trata de textos escritos dentro de la tradición de la carta doctrinal. Unas veces se dirigen a comunidades concretas y, otras veces, al conjunto de los cristianos. Por su parte, el Apocalipsis está en la tradición de la literatura judía de resistencia contra los monarcas helenísticos: una revelación de sentido oculto anuncia los acontecimientos del futuro. (mira la entrada 58. La literatura hebrea en lengua griega y las literaturas transculturales de la Antigüedad). Algunos críticos suponen que la obra se escribió en torno al año 90, posiblemente ante la amenaza de persecuciones por parte del estado: el texto anuncia el triunfo final del Cristianismo. Que al canon perteneció quizá, en el S. II, un Apocalipsis de Pedro parece indicarlo el llamado “fragmento [o canon] de Muratori”, un índice antiguo de los escritos canónicos: del texto de este Apocalipsis se conservan algunos fragmentos que parecen indicar que surgió en el tiempo de la revuelta de Bar Kochba (135 d. C.). En cuanto a los libros históricos (narrativos) se puede decir lo siguiente:
  1. Los Hechos están escritos en la línea de la historiografía helenística. De ahí el papel que le conceden a los discursos. La figura fundamental en el texto es Pablo, con cuya llegada a Roma concluye. En el otro extremo de la obra, el proemio habla de un primer lógos escrito por Lucas (su Evangelio).
  2. Los Evangelios son complejos de definir desde el punto de vista del género. Junto a características de la tradición literaria religiosa judía presentan rasgos de la tradición griega. De un lado presentan similitudes con los relatos sobre la vida de los profetas y con los libros sapienciales (que representan un correlato para las palabras directas de Jesús). De otra parte se pueden poner en conexión con la tradición helenística de la paradoxografía y de las vidas de filósofos.
Al lado de los escritos canónicos del Nuevo Testamento se sitúan una serie de textos que no proclaman haber sido escritos por los apóstoles sino, en todo caso, por sus discípulos. Se trata de escritos del S. II y a sus autores se los conoce desde el S. XVII como “Padres Apostólicos”. Contenido de esta literatura son, ante todo, cartas, atribuidas a Bernabé, Clemente, Policarpo o Ignacio de Antioquia (siete cartas en su caso). También forma parte de este grupo Hermas, autor de un libro de tipo profético, el Pastor de Hermas, próximo al canon a tenor del fragmento de Muratori. 3. PADRES DE LA IGLESIA. APOLOGISTAS Un punto de inflexión lo representa la Apologética, “literatura de defensa”, por cuanto que con ella se produce una aproximación del Cristianismo a los moldes de la filosofía griega: el Cristianismo necesita hablar la lengua de la filosofía pagana para poder plantarle cara.
  • Ha de tenerse en cuenta que, en el contexto del S. II, se confrontaron con el Cristianismo figuras intelectuales de talla: Frontón, Luciano o Celso.
  • Celso, por ejemplo, intentó mostrar en El discurso verdadero la inconsistencia de las ideas cristianas desde un punto de vista filosófico; por cierto que sólo conocemos la obra a través de las respuestas polémicas de los autores cristianos.
Ante todo ello hubieron de plantar cara los defensores del Cristianismo. Por ejemplo, para desmentir la idea de que los Cristianos conspiraban contra el estado. En otros casos, esta literatura intentaba obtener nuevos prosélitos, con lo que se aproximaba a los “protrépticos” de los filósofos. Tal aproximación era perfectamente factible en tanto que sus autores eran intelectuales con formación filosófica y retórica pagana: con ellos comienza la teología cristiana. A este primer momento de la Apologética pertenece, entre otros, San Justino, “filósofo y mártir”, de quien se conserva obra completa. A finales del S. II ya había adquirido el Cristianismo el suficiente contenido intelectual como para resultarles atractivo a las elites que buscaban una orientación para sus vidas. Hacia esa época se debieron de abrir las primeras escuelas cristianas, similares a las de los filósofos, aunque diferentes de ellas por hallarse sometidas a la autoridad del obispo. Por ejemplo, ése es el caso de la escuela que tenía en Alejandría Clemente (140 / 150 – 220), cuya obra fundamental es la tríada formada por Protréptico, Pedagogo, Strómata. Otro nombre vinculado con Alejandría es el de Orígenes(en torno a 185 – 253/254). Natural de esa ciudad, sufrió persecuciones del poder político y acabó muriendo a causa de ellas. Enemistado además con la autoridad eclesiástica, hubo de dejar Alejandría y trasladarse a Cesarea de Palestina, donde fundó otra escuela. Era un individuo formado en la filosofía pagana, quizá fue compañero de Plotino y oyente de Amonio Sacas. Escribió una obra amplísima: se habla de 6000 escritos. Parte de ellos eran comentarios, como el del Evangelio de Juan, en 32 libros, aunque sólo comentaba hasta el capítulo 13. De todos sus comentarios se conserva sólo una parte. Como Orígenes no sabía hebreo, debía de trabajar con una concordancia de seis traducciones distintas del Antiguo Testamento, la Hexapla. Trabajó a partir de este material dotándolo de los signos filológicos característicos desde los alejandrinos. Una obra fundamental de Orígenes es el De principiis, conservado íntegro sólo en la traducción de Rufino (aunque tenemos pasajes extensos en griego de los libros III y IV). El De principiis trata las cuestiones fundamentales de la doctrina (p. ej., libro I: Dios uno y trino); la traducción de Rufino dejó de lado las partes heréticas. El texto es importante, entre otras cosas, porque en él se expone de manera científica la teoría de los distintos sentidos de la Escritura, de tanta importancia en toda la tradición. De la escuela fundada en Cesarea por Orígenes salió, dos generaciones después, Eusebio (en torno a 269 – 340), testigo de la conversión del Imperio protagonizada por Constantino. Hoy en día se le recuerda ante todo como historiador de la Iglesia, por su Crónica y su Historia eclesiástica: en estas obras se reinterpretan todos los sufrimientos anteriores de los cristianos en función de los acontecimientos del 314. La Crónica pertenece a un género con cierta tradición entre los cristianos. Parte de la creencia de que la historia del mundo durará 6000 años (piensa en los 6 días de la Creación), a los que seguirá un sábado de 1000 años; el nacimiento de Jesús se sitúa en el año 5500, con lo que se dejaba claro para los contemporáneos que el fin del mundo aún quedaba lejos. A través de la versión latina de Jerónimo, la obra tuvo gran influjo en la Edad Media. Por otra parte, los 10 libros de la Historia eclesiástica ofrecen una historia del Cristianismo, desde Jesús hasta Constantino. Constituyen una historia de la salvación e intentan, como las Crónicas, desterrar la idea de que el fin del mundo está cerca. Además, Eusebio escribió también una Praeparatio Evangelica y una Demonstratio Evangelica: la primera demuestra la superioridad de la tradición judío-cristiana sobre la pagana; la segunda, la superioridad de la tradición cristiana sobre la judía. 4. LA PATRÍSTICA GRIEGA, DE CONSTANTINO EN ADELANTE A partir de Constantino, las controversias entre teólogos se convirtieron en cuestiones de estado, pues el poder político estaba interesado en que hubiera unidad de doctrina dentro del Cristianismo. La primera gran polémica surgida en este nuevo clima es la de Arrio (en torno a 260 – 336), quien disputó sobre la posición del Hijo dentro de la Trinidad. Contra Arrio reaccionó ante todo Atanasio (295 – 373), quien logró excomulgar a Arrio en el Sínodo de Alejandría (318), sin acabar así con el problema por los fuertes apoyos con que contaba el ahora hereje. De hecho, Constantino se vio obligado a convocar el Concilio de Nicea (325), en el que se promulgó la identidad de sustancia entre el Padre y el Hijo (consubstantialem Patri, homooúsios). Atanasio fue autor de obras distintas:
  • tratados apologéticos;
  • cartas;
  • escritos polémicos contra los arrianos: ante todo, su fragmentaria Historia de los arrianos;
  • y la obra con que inaugura un género nuevo, su Vida de Antonio, escrita durante un exilio en Egipto; en ella presenta a Antonio como encarnación del ideal de vida monástica. En este texto adaptó Atanasio el modelo de la vida del filósofo e inauguró el género de las “vidas de santos”, modelo continuado después por San Jerónimo.
La generación siguiente a la de Atanasio es la de los tres Padres Capadocios: San Basilio (en torno a 330 – 379), San Gregorio de Nisa (en torno a 335 – 394) y San Gregorio Nacianceno (329/330 – 390/391). Los tres presentan en común:
  • el proceder de una familia cristiana;
  • tener una formación tradicional, pagana;
  • haber abrazado el monacato;
  • haberse sido elegidos después como obispos.
La mayor parte de los escritos de los tres se encuentran enraizados en el desempeño del ministerio episcopal: por ello en sus obras priman las homilías o los tratados contra el arrianismo, e igualmente las cartas pastorales (unas 350 en el caso de Basilio, del que más cartas se conservan). Además:
  • Basilio y Gregorio Nacianceno escribieron una antología de Orígenes (Philokalía);
  • Basilio promovió además un Corpus asceticum, en el que se proponen normas de vida para monjes y presbíteros (“regla de San Basilio”).
La figura más relevante para la historia literaria es San Gregorio Nacianceno por los motivos siguientes:
  • escribió y agrupó sus cartas a la manera de las colecciones de cartas de la tradición literaria griega – desarrolló incluso una teoría sobre el estilo epistolar (mira la Epístola 51);
  • escribió además poesía, que en ocasiones adquiere un carácter fuertemente personal.
Conservamos 17000 versos de métrica tradicional (dísticos y yambos). Los temas son variados:
  • trata, p. ej., temas bíblicos, como los diez mandamientos o las parábolas de Jesús;
  • trata también temas teológicos, como el de la virtud, y al hacerlo evidencia además su conocimiento de la literatura pagana (Plutarco).
En unos noventa poemas Gregorio se sitúa en primer plano, a veces presentando sus reflexiones personales (a la manera de Marco Aurelio en las Meditaciones: mira la entrada 53. La filosofía del Imperio), a veces en actitud de defensa. Éste es especialmente el caso en su llamada “Autobiografía” (Carmina II 1, 11), casi 2000 versos yámbicos. La obra la compuso después de que, por las tensiones con los arrianos, se viera obligado a abandonar la sede de Constantinopla (381), que había ocupado durante sólo dieciocho meses. Su intención al escribir el texto fue la de justificarse ante sus contemporáneos y la posteridad: “He querido escribir cuanto sigue para que todos lo escuchen, contemporáneos y venideros” (vv. 40-41). Nótese la peculiaridad del texto en cuanto primera autobiografía poética, un tipo de autobiografía que los estudiosos contemporáneos (mira lo que se dice en el Diccionario de términos literarios de Estébanez Calderón) tienden a distinguir de la autobiografía propiamente dicha.
Para traducción de la autobiografía de San Gregorio, puede acudirse a S. García Jalón (trad.), Gregorio Nacianceno. Fuga y autobiografía, Madrid, Ciudad Nueva, 1996.
Sobre el significado de los capadocios para la historia literaria cabe decir que con ellos termina de abrirse el Cristianismo a las formas literarias de la Antigüedad griega pagana. Ésta es una transformación que efectúan de manera teórica y práctica:
  • en el plano teórico lo hace Basilio con su Ad adulescentes (Homilía 22), donde indica cómo se puede sacar partido espiritual de los autores paganos;
  • en el plano práctico lo hace el Nacianceno con sus epístolas y poesía.
En opinión de los críticos, a partir de aquí puede diferenciarse entre literatura cristiana y producción teológica “técnica”, la cual pertenece propiamente al ámbito de la Patrística. Antes de concluir este tema de literatura griega cristiana conviene centrarse en la peculiar figura de Sinesio de Cirene (370 – en torno a 415). Procedía de una antigua familia noble de Cirene (Libia). Cursó los estudios tradicionales, y después filosofía en Alejandría. Allí entró en contacto con la neoplatónica Hipatia, con la que continuó manteniendo contacto epistolar durante toda su vida. Hacia el 397 o el 399 Sinesio fue en misión oficial (para obtener una rebaja de impuestos para Cirene) a la corte del emperador: En Constantinopla permaneció durante tres años hasta poder cumplir su encargo. Vuelto a África se estableció en Alejandría, se casó y formó una familia. Pero, hallándose en esa situación, fue propuesto en 410 para el episcopado de Ptolemaida, en la Cirenaica (no sabemos si de antes era ya cristiano). Demoró bastante tiempo su decisión al respecto por los motivos que expuso en una carta dirigida a su hermano (Epístola 105). Su obra se puede dividir en tres grupos:
  • Cartas: sus cartas, unas 150, fueron publicadas por él mismo y son nuestra fuente principal sobre su vida. Aparecen dirigidas a parientes como su hermano Evoptio o a su maestra Hipatia. Es llamativa la carta en que describe un viaje por mar (Epístola 5), las peripecias del mismo y los encuentros con aborígenes exóticos, todo al estilo de la novela.
  • Himnos: son 9; en ellos combina ideas de la filosofía neoplatónica con posturas cristianas.
  • Obras menores: aquí podemos incluir obras de tipo diverso:
Alguna, escrita en la línea de la Segunda Sofística, consiste en un encomio paradójico (Alabanza de la calva): mira el Elogio del pelo de Dión de Prusa. En otro caso (Dión, o sobre el cambio de vida del autor) Sinesio se defiende de teólogos y filósofos cristianos fundamentalistas; la obra se la dedicó a Hipatia. Por último, es curioso el caso de los Relatos egipcios (escrito en el que juega con la interpretación alegórica de los mitos), así como el Libro del sueño, en el que interpreta sueños desde una perspectiva neoplatónica.
ALGUNAS REFERENCIAS: * Sobre literatura griega cristiana (aspectos generales): BRAVO GARCÍA, A., “El rechazo del mundo en la literatura griega cristiana del siglo IV y sus implicaciones filosóficas”, en Actas del IX Congreso Español de Estudios Clásicos, Madrid, 1998. Tomo 4, pp. 81-85. COLPE, C., “Gnosis. II”, en Reallexikon für Antike und Christentum 11 (1981), 537-659. DÖPP, S., y GEERLINGS, W. (eds.), Lexikon der antiken christlichen Literatur, Friburgo-Basilea-Viena, 1998. DUMMER, J., “Die Stellung der griechischen christlichen Schriften im Rahmen der antiken Literatur”, en J. Irmscher y K. Treu (eds.), Das Korpus der griechischen christlichen Schriftsteller, Berlín, 1977, pp. 65-76. JAEGER, W., Cristianismo primitivo y paideia griega, México,1965 (Das frühe Christentum und die griechische Bildung, Berlín, 1963). LENS TUERO, J., “Literatura judeo helenística”, en J.A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura Griega, Madrid, 1988, pp. 954-960. MORESCHINI, C. y NORELLI, E., Storia della letteratura christiana antica greca e latina. I: Da Paolo all' età costantiniana, Brescia, 1995. PIÑERO SÁENZ, A., “Literatura cristiana primitiva”, en A. Martínez Díez (ed.), Actualización científica en filología griega, Madrid, 1984, pp. 599-609. * Sobre el Nuevo Testamento y los Padres Apostólicos: AYÁN CALVO, J. J. (trad.), Hermas. El pastor, Madrid, 1995. CAMPENHAUSEN, H. V., Die Entstehung der christlichen Bibel, Tubinga, 1968. DORMEYER, D., Das Neue Testament im Rahmen der antiken Literaturgeschichte, Darmstadt, 1993. * Sobre Patrología y Patrística: ALTANER, B., y STUIBER, A., Patrologie, Viena, 1981 (9ª ed.). DROBNER, H., Lehrbuch der Patrologie, Friburgo, 1994. FUHRMANN, M., “Die Mönchgeschichten des Hieronymus. Formexperimente in erzählender Literatur”, en M. Fuhrmann (ed.), Christianisme et formes littéraires de l'antiquité tardive en occident, Ginebra, 1976, pp. 41-99. HÜBNER, R., “Thesen zur Echtheit und Datierung der sieben Briefe des Ignatius”, Zeitschr. f. Antikes Christentum 1 (1997), pp. 44-72. KRAFT, H., Einführung in die Patrologie, Darmstadt, 1991. POCHOSHAJEW, I., Die Seele bei Plato, Plotin, Porphyr und Gregor von Nyssa : Erörterung des Verhältnisses von Platonismus und Christentum am Gegenstand der menschlichen Seele bei Gregor von Nyssa, Frankfurt a. M., 2004. STORIN, B.K., Self-Portrait in Three Colors. Gregory of Nazianzus’s Epistolary Autobiography. Oakland, CA, 2019. VOGT, H. J., “Warum wurde Origenes zum Häretiker erklärt?”, Origeniana 4 (1987), pp. 78-111. * Sobre Sinesio: GARCÍA ROMERO, F. A. (trad.), Sinesio de Cirene. Himnos. Tratados, Madrid, 1993. GARCÍA ROMERO, F. A. (trad.), Sinesio de Cirene. Cartas, Madrid, 1995. GÄRTNER, H.A., “Des Synesios Rede über das Königtum”, en Philanthropia kai Eusebeia. Festschrift A. Dihle, Gotinga, 1993, pp. 105-21. HOSE, M., “Der Bischof und die Philosophin. Über die Inszenierung eines Paares in den Briefen des Synesios an Hypatia”, en A. Heitmann, S. Nieberle, B. Schaff y S. Schülting (eds.), Bi-Textualität. Inszenierungen des Paares, Berlín, 2001, pp. 323-333. VOGT, J., Begegnung mit Synesios, dem Philosophen, Priester und Feldherrn, Darmstadt, 1985. VOLLENWEIDER, S., Neuplatonische und christliche Theologie bei Synesios von Kyrene, Gotinga, 1985.