domingo, 5 de febrero de 2012

ARISTÓTELES: POÉTICA 1


No sé si algún día publicaré una traducción integral de la Poética, no lo sé. En tanto que llega (o no) la ocasión, puedo ofrecer al menos a los lectores del blog esta traducción de la sección introductoria (§§ 1-5) que preparé hace unos años. La voy a publicar capítulo a capítulo porque la quiero repensar al hilo de un trabajo que estoy escribiendo sobre “Poéticas de Grecia y listas selectivas”. Aquí va el principio de la Poética, y después vendrán el segundo capítulo, y el 3, y el 4, y el 5.


[1447 a] Acerca del arte poética en sí misma y de sus especies, de qué efecto produce cada una y de cómo se deben componer las historias si ha de resultar hermosa la obra poética; más aún, acerca de cuántas y cuáles son sus partes, e igualmente acerca de las otras cuestiones propias de la misma investigación, hablemos comenzando, según lo natural, primero por lo primero.

La epopeya y la poesía trágica, y además la comedia, la poesía ditirámbica, el arte de tañer la flauta y la cítara en su mayor parte: todas, en su conjunto, resultan ser imitaciones pero se diferencian las unas de las otras en tres puntos: o imitan con medios distintos, o imitan cosas distintas o bien lo hacen de forma diferente y no de la misma manera. Es que, igual que algunos reproducen e imitan muchas cosas con colores y figuras (los unos, en razón de su maestría; otros, por hábito), y otras personas lo hacen con la voz, así también, en el caso de las artes mencionadas, todas realizan la imitación basándose en el ritmo, la palabra y la armonía, pero se sirven de éstos o por separado o combinados. Por ejemplo, sólo emplean la armonía y el ritmo el arte de tañer la flauta y la cítara, así como cualquier otra arte que sea acaso de condición similar por lo que se refiere a su efecto, como el arte de las siringas; del ritmo mismo, sin armonía, se sirve [imita] el arte de los bailarines (es que también éstos imitan caracteres, pasiones y acciones mediante los ritmos que acompañan de gestos).

Pero se da la situación de que [la epopeya] el arte que emplea las palabras únicamente y el que se sirve de los metros, sea [1447 b] mezclándolos unos con otros, sea utilizando un único tipo de metro, carecen de nombre hasta el presente. Es que no podríamos dar ningún nombre común a los mimos de Sofrón y Jenarco y a los diálogos socráticos, y tampoco podríamos hacerlo cuando la imitación se efectúa por medio de trímetros, dísticos elegíacos o de algunos otras metros similares.

Ahora bien, los hombres, ligando la actividad poética al metro, a los unos los llaman elegíacos y a los otros épicos, y no los llaman “poetas” en función de su actividad imitativa sino que les asignan sus nombres a todos en común en función de sus metros. Pues también los suelen llamar así si es que publican un trabajo sobre medicina o física en forma métrica. Pero Homero y Empédocles no tienen nada en común salvo el metro, y por eso es justo llamarlo poeta al uno y al otro fisiólogo antes que poeta. De forma análoga, aunque uno hiciera la imitación mezclando todos los metros, a la manera en que Queremón compuso el Centauro, una rapsodia en la que todos los metros se mezclan, también se le ha de llamar poeta. Pues bien, acerca de esto háganse estas distinciones.

Pero hay algunas artes que se sirven de todos los medios mencionados, me refiero (por ejemplo) al ritmo, la música y el metro, según lo hacen la poesía ditirámbica y la de los nomos, la tragedia y la comedia. Se diferencian en que las unas los emplean todos al tiempo, las otras según sus partes. Digo, por tanto, que éstas son las diferencias entre las artes por lo que se refiere a los medios con que realizan la imitación.