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martes, 20 de junio de 2023

SÓFOCLES: ANTÍGONA. GUÍA DE LECTURA

El curso que viene toca hablar de héroes, de sabios y santos en una asignatura nueva: "Héroes, sabios, santos: figuras clave del Mundo Clásico. Empezamos con una heroína, Antígona, y con la tragedia homónima de Sófocles. 

Queda aún tiempo. Pero más vale ir preparando las guías de lectura, como esta que presento ahora. Ojalá no les sirva solo a mis alumnos del curso próximo.


Sófocles, Antígona (443/442 a. C.)

 


En la clase anterior a esta se habrán propuesto algunas cuestiones que ayudarán a los alumnos a situarse ante Antígona, buscando, si es preciso, información por su cuenta: 
  • ¿Qué sabemos de Sófocles, de su época histórica? (la aspiración de esta asignatura no es hacer ni historia ni filología; pero siempre se precisa un contexto mínimo).
  • ¿Qué sabemos de Antígona y su leyenda? ¿Y de sus padres, Edipo y Yocasta? ¿Nos suenan los nombres de Eteocles y Polinices?
  • Más en general: ¿qué nos parecen los mitos griegos y romanos?; ¿nos atraen o nos producen rechazo?
  • Hay otra cuestión general que se ha de tener en cuenta antes de leer Antígona: la tragedia griega presenta peculiaridades que la distinguen del teatro actual; en ella alternan las intervenciones de los personajes y del coro; contra lo que pudiera parecer, las partes del coro trágico no son superfluas: se han de leer con atención y reflexionar sobre ellas.


Antígona, la protagonista de la obra, es un personaje que no cobra vida propia en la literatura griega hasta la aparición de la tragedia. Desde ese momento figura en diversas creaciones, conservadas o no, de los tres grandes trágicos, Esquilo, Sófocles y Eurípides. Entre esas tragedias la más importante es la Antígona (443 o 442 a. C.) de Sófocles (497/496-406/405 a. C.). Esta obra, representada antes de los dos Edipos de este autor (Edipo rey, hacia 429 a. C.; Edipo en Colono, 406/405 a. C.), se refiere a acontecimientos posteriores de la leyenda: ya se ha descubierto la verdad sobre Edipo (que, sin saberlo, mató a su padre Layo y se casó con su madre Yocasta) y este está muerto; entre tanto, sus hijos varones, Eteocles y Polinices, disputan por la herencia paterna.

Los dos hermanos de Antígona se enfrentan por el trono de Tebas. Tras darse muerte mutua, su tío Creonte, hermano de Yocasta y cuñado de Edipo, es el nuevo gobernante de la polis. Este ordena tributar honras fúnebres a Eteocles y dejar sin sepultura a Polinices, el traidor que atacó su patria tras congregar en Argos una coalición de siete caudillos. Antígona se niega a obedecer la orden de su tío, el rey, e intenta honrar al hermano proscrito. 



La estructura y argumento de Antígona se puede sintetizar de la siguiente manera:

  • En el Prólogo (versos 1-99) dialogan las dos hijas de Edipo, Antígona e Ismene, hermanas a su vez de Eteocles y Polinices. Antígona refiere a Ismene la orden de Creonte (se le han de tributar honores a Eteocles, el difunto rey de Tebas; en cambio, se prohíbe que se entierre a Polinices por traidor). Entonces le cuenta su plan para dar sepultura a Polinices. Ismene rechaza colaborar por miedo a las consecuencias, respuesta ante la cual Antígona reacciona de manera áspera. Sin sentirse ofendida, Ismene alaba a su hermana cuando esta sale y ella se queda sola en escena.
  • Tras el prólogo, se presenta, en la parte de la tragedia llamada párodos (100-161), el coro de ancianos, que celebra la victoria tebana sobre los argivos.
  • En el primer episodio (162-331) aparece Creonte, quien pronuncia un monólogo (162-222) en el que exhibe su poder total sobre vivos y muertos y hace pública su prohibición de enterrar a Polinices. Después se produce un diálogo (vv. 223-326) entre Creonte y uno de los guardianes que custodiaban el cadáver de Polinices; a este guardián le ha tocado en suerte anunciar que alguien ha emprendido la tarea de enterrar a Polinices de modo simbólico, cubriéndolo con un poco de tierra. Ante las amenazantes palabras del rey, el guardián expresa en un monólogo (327-331) su determinación de no volver a presentarse ante Creonte (por cierto: ¿es este un týrannos?).
  • El coro canta el primer estásimo (332-375) en el que habla de la grandeza del hombre y su sumisión a Hades, dios de los muertos, y de la capacidad humana para obrar lo bueno y lo malo.
  • Los personajes del segundo episodio (376-581) son el guardián, Creonte, Antígona e Ismene. Interviene primero el guardián, que trae detenida a Antígona (376-440). Entre los versos 441-525 se produce un diálogo entre Creonte y Antígona, quien justifica su acción por respeto a las “leyes no escritas” (ἄγραπτα … νόμιμα, 454-455); su tío le reprocha no haber cumplido con sus propias leyes. El gobernante culpa también de lo ocurrido a Ismene, quien ha vuelto a escena; tras una breve intervención del coro, Ismene se acusa de haber colaborado con su hermana y pide compasión para esta en tanto que prometida de Hemón, el hijo de Creonte y Eurídice; Antígona se irrita por la actitud de Ismene y Creonte no se cree lo que esta ha contado (531-581).
  • En el segundo estásimo (582-625) el coro de ancianos reflexiona sobre las desgracias que los dioses hacen recaer sobre algunas familias, como aquella a la que pertenecen Edipo, sus antecesores y sus descendientes.
  • El tercer episodio (626-780) presenta, primero (626-765), un diálogo entre Creonte y su hijo Hemón; este habla de buenas maneras con Creonte, para conseguir la libertad de Antígona e impedir que su padre cometa una acción injusta; sin embargo, solo consigue que su padre se enoje enormemente. En el diálogo posterior (766-780) entre Creonte y el corifeo, portavoz del coro, el gobernante decide matar a Antígona, no a Ismene, encerrándola en una cueva con un mínimo de comida.
  •  El tercer estásimo (781-800) canta el poder del amor.
  • El cuarto episodio (801-943) comienza con un diálogo lírico (801-882) entre Antígona y el coro; Antígona lamenta su suerte, comparándola con la de la figura mítica de Níobe, y por un momento flaquea en su determinación. Sigue un diálogo (883-943) entre Antígona y su tío, quien la envía a la cueva en la que ha de morir (de un modo hipócrita se entiende que, al dejar que la joven muera de inanición, se diluye la culpa de Creonte); Antígona se justifica, en un tono más débil, por última vez.
  • El cuarto estásimo (944-987) propone diversos paralelos de figuras del mito que sufrieron un destino parecido al de Antígona.
  • En el quinto episodio (988-1114) aparece primero Tiresias, el adivino ciego, un clásico de la saga tebana (cf., p. ej., Edipo rey) que dialoga (988-1090) con Creonte; Tiresias anuncia que Polinices debe ser enterrado por voluntad de los dioses, pero Creonte, obcecado, se opone; el adivino se va tras lanzar contra Creonte un mal augurio: alguien de su familia morirá. Después (1091-1114), Creonte dialoga con el corifeo y el coro lo convence de que finalmente ceda.
  • El quinto estásimo (1115-1154) es un canto en honor al dios Dioniso, al que se le pide que acuda a Tebas.
  • La tragedia termina con el Éxodo (1155-1353). Un mensajero (1155-1182) anuncia al coro la muerte de Hemón. Al aparecer Eurídice en escena, le cuenta en detalle (1183-1243) cómo han muerto los dos jóvenes. El mensajero toma la palabra (1244-1256) tras marcharse la reina y habla con el coro sobre qué puede aún suceder. La tragedia concluye con un diálogo lírico del coro y Creonte (1257-1353), quien se lamenta por Hemón y, después, por Eurídice al enterarse de que esta también se ha suicidado; Creonte admite que su obstinación ha tenido la culpa de todo.

 

Algunas cuestiones a las que se puede atender al leer Antígona:


  • El título griego de Edipo rey se debería traducir más exactamente como Edipo tirano. La obra que se ha leído, ¿se podría titular Creonte tirano?
  • Por lo que dice Creonte en los versos 221-222 (“por vanas esperanzas / a los hombres perdió muchas veces la codicia”) parece que este personaje piensa que todos los hombres tienen un precio. ¿Se aprecia en otros lugares de la obra que tiene un mal concepto general de los hombres? ¿Y de las mujeres?
  • La relación Creonte-Antígona. ¿Se puede decir que en el enfrentamiento entre los dos se contraponen la ley del estado y la ley de la familia? ¿O se debate, más bien, quién debe tener prioridad, la ley positiva o la ley natural, “no escrita”? ¿Se puede decir que Antígona es un ejemplo de “objeción de conciencia”?
  • Lo que hace Antígona en su tragedia, ¿lo habría hecho por un desconocido? Obsérvese la relación de esta posibilidad con el hecho de que actúe pensando en la ley de la familia o en la ley natural.
  • ¿Qué entiende Antígona por “leyes no escritas”? ¿Crees que es correcto afirmar que existen esas leyes? ¿Por qué?
  • Muchas personas se han enamorado de un modo u otro de la figura de Antígona al ver o leer esta tragedia. ¿Es hasta tal punto atractivo su personaje? O, al contrario, ¿se aprecian en ella aspectos negativos que pueden pesar más que los positivos?
  • "Puestos a enamorarse, yo preferiría enamorarme de Ismene". ¿Qué os parece esta opinión?
  • ¿Cómo se puede caracterizar la relación Ismene-Antígona? ¿Y la relación Hemón-Antígona?
  • ¿Qué imagen de la mujer transmite Sófocles en la tragedia? Presta atención a las figuras femeninas, cómo se definen al interactuar entre ellas y en su relación con los varones.
  • ¿Es Antígona una heroína? ¿Por qué? ¿Cuáles son sus grandes aciertos y, si los hay, sus errores?
  • ¿Se podría considerar también como héroe a Creonte o nos produce rechazo esta idea?

 

José B. Torres Guerra


lunes, 17 de agosto de 2020

SÓFOCLES: EDIPO REY. GUÍA DE LECTURA


Esta guía de lectura a Edipo rey está prevista para su utilización por parte de los alumnos de la asignatura Destino y libertad en el Mundo Clásico. Con todo, espero que sea de utilidad para todo aquel que se acerque a la que Aristóteles consideraba como "la tragedia más hermosa".



Se conservan dos tragedias de SÓFOCLES (497/496-406/405 a. C.) que llevan en su título el nombre
de Edipo, supuestamente hijo de Pólibo y Mérope, reyes de Corinto, en realidad hijo de los reyes de Tebas, Layo y Yocasta: 
- En EDIPO REY (hacia 429 a. C.) se dramatiza el descubrimiento por parte de Edipo de la verdad sobre su persona. Criado como hijo del rey Pólibo en Corinto, le acusaron de no ser hijo de quien pensaba. Por este motivo fue a Delfos para que Apolo le descubriera la verdad sobre sus padres. Sin embargo, el dios le provocó dudas mayores al contestarle que mataría a su padre y se casaría con su madre. Decidido a no regresar a Corinto, tras tener un encuentro funesto en su camino, llegó a Tebas, la ciudad de Cadmo, de la que se convirtió en rey tras acabar con la Esfinge, la cual amenazaba la ciudad. Como parte del premio a su valor y fortuna recibió como esposa a la reina Yocasta, con la que tuvo dos hijas (Antígona e Ismene) y dos hijos (Eteocles y Polinices). 
- EDIPO EN COLONO (¿406/405? a. C. [estrenada en 401 a. C.]) se desarrolla un tiempo después del final de los acontecimientos dramatizados en Edipo rey. Ahora el antiguo rey de Tebas es un vagabundo ciego que llega con su hija Antígona hasta Colono, localidad cercana a Atenas en la que nació Sófocles. Allí será asediado por los dos partidos que se enfrentan en Tebas, comandados por sus dos hijos varones, quienes intentan llevarlo de vuelta a la ciudad en función de sus ambiciones políticas.
- Se debe recordar que otra tragedia de Sófocles, ANTÍGONA (443 o 442 a. C.), también trata asuntos de la familia de Edipo. Esta obra, representada antes de los dos Edipos, se refiere a acontecimientos posteriores de la leyenda. Como anticipaba Edipo en Colono, los dos hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices, se enfrentaron por el trono de Tebas. Tras darse muerte mutua, su tío Creonte es el nuevo gobernante. Este ordena tributar honras fúnebres a Eteocles y dejar sin sepultura a Polinices, quien había atacado Tebas tras reunir en Argos una coalición de siete caudillos. Antígona se niega a obedecer la orden e intenta honrar a su hermano. 



La ESTRUCTURA Y ARGUMENTO de Edipo rey se puede sintetizar de la siguiente manera: 
  • En el PRÓLOGO (vv. 1-150) Edipo aparece ante el pueblo de Tebas, revestido de dignidad; en el
    pasado, salvó la ciudad del azote de la Esfinge. Tebas, amenazada ahora por otra plaga, la peste, le pide que halle un remedio. Edipo dice que ya ha enviado a su cuñado Creonte a Delfos para consultar el oráculo de Apolo. Tras regresar Creonte, este informa de que, para salvarse, deben encontrar al asesino de Layo, el anterior rey, y desterrarlo. Edipo, quien desconoce cómo murió su predecesor, se compromete a ello; le informan asimismo de que hubo un único superviviente de la emboscada en la que murió Layo; sin embargo, de momento Edipo no hace nada por encontrarlo. 
  • Tras el prólogo, en la PÁRODOS (vv. 151-215), el coro de ancianos aparece en escena, se lamenta de la situación de Tebas e implora la ayuda de los dioses. 
  • Edipo, en el primer EPISODIO (vv. 216-462), maldice al asesino de Layo, sea quien sea. Según le había recomendado Creonte, había llamado al adivino Tiresias. Este, tras llegar, se niega a contar lo que sabe hasta que, al final, acosado por Edipo, revela que el asesino al que busca es él mismo; alude a su relación incestuosa con su madre y le vaticina desgracias terribles. Edipo rechaza admitir lo que dice Tiresias, a quien acusa de haber sido sobornado por Creonte. 
  • En el primer ESTÁSIMO (vv. 463-512) el coro anuncia la futura muerte del asesino de Layo y duda de la veracidad de la acusación que Tiresias ha lanzado contra Edipo. 
  • El segundo EPISODIO (vv. 513-862) comienza con Creonte defendiéndose de la acusación de Edipo. Este no admite lo que dice su cuñado, con quien discute. Llega Yocasta, esposa de Edipo y hermana de Creonte, que intenta calmarlos. Cuando Creonte los deja, Edipo le dice a Yocasta que su cuñado y Tiresias lo acusan de haber matado a Layo. La reina intenta tranquilizarlo minusvalorando la credibilidad de los vaticinios, aun los de Delfos; según ellos Layo tenía que haber muerto a manos de su propio hijo; no obstante, el niño murió siendo muy pequeño y, tiempo después, a Layo lo mataron unos ladrones en una encrucijada de la Fócide, en Grecia central. Al oír esto Edipo se inquieta y pide más detalles; entonces cuenta su propia historia, el vaticinio de Apolo en Delfos (que mataría a su padre y se casaría con su madre) y su tropiezo en la encrucijada. Solo le queda una esperanza: el acompañante de Layo que sobrevivió había dicho que los atacó un grupo, no un hombre solo. Edipo llama a ese personaje, ahora pastor, para interrogarle y descubrir la verdad. 
  • En el segundo ESTÁSIMO (vv. 863-910) el coro reprueba, de manera indirecta la dureza de Edipo con Creonte, así como la desconfianza de Yocasta hacia los oráculos. 
  • Un mensajero llegado de Corinto trae, al principio del tercer EPISODIO (vv. 911-1085), la noticia de que Pólibo ha muerto, por lo cual su hijo Edipo está llamado a ser el nuevo rey de la ciudad. El matrimonio se alegra porque esta noticia demuestra, según parece, que los oráculos no son fiables. Sin embargo, Edipo está preocupado porque, según el vaticinio que recibió, aún se ha de casar con su madre. Para tranquilizarlo, el mensajero de Corinto le cuenta que Mérope, la mujer de Pólibo, no es su madre: él mismo, en sus tiempos de pastor, lo recibió de brazos de un pastor de Layo cuando era aún muy pequeño y tenía los tobillos perforados (el nombre Edipo significa “pies hinchados”). Al oír esto Yocasta le ruega a su marido que abandone sus indagaciones. Pero Edipo llama a ese pastor, del que le dicen que es el superviviente del encuentro en la encrucijada; Edipo supone que su mujer no quiere descubrir que, siendo ella de sangre real, se casó con una persona de origen humilde. Ante su incapacidad de convencer al rey, Yocasta abandona la escena. 
  • En el tercer ESTÁSIMO (vv. 1086-1109) el coro manifiesta su esperanza de que se descubra que Edipo es tebano de nacimiento e hijo de un dios y una ninfa. 
  • El pastor tebano al que hizo llamar Edipo aparece en el cuarto EPISODIO (vv. 1110-1185). Poco a poco va desvelando la verdad: que él le entregó un niño recién nacido al pastor de Corinto para que lo criara, en qué casa había nacido y quiénes eran sus padres. Descubierta la verdad sobre sí mismo, Edipo entra desesperado en palacio. 
  • El coro lamenta en el cuarto ESTÁSIMO (vv. 1186-1222) la situación que afronta el rey y cómo se ha precipitado, en tan poco tiempo, de lo más alto a lo más bajo. 
  • En el ÉXODO (vv. 1223-1530) entra en escena un mensajero de palacio y anuncia que Yocasta se ha ahorcado; Edipo, fuera de sí, se ha perforado los ojos. Edipo sale, lamenta su suerte y ruega que lo oculten en algún sitio, lo maten o lo arrojen al mar. Creonte llega y promete a Edipo cuidar de sus hijas. Estas, aún pequeñas, aparecen ante su padre, que se despide de ellas, sin saber cuál será su destino.



 Algunas CUESTIONES a las que se puede atender al leer Edipo rey: 
  • ¿Es Edipo un personaje que atraiga nuestras simpatías del principio al fin de la obra? ¿Con qué adjetivos lo caracterizarías? 
  • ¿Qué papel cumple en la obra Tiresias? ¿Es un personaje similar a los demás? ¿Cuál es la actitud de Edipo hacia él, es una actitud ecuánime o intransigente? 
  • ¿Cuál es el tipo de relación que mantiene Edipo con Creonte a lo largo de la obra? ¿Cómo valoras la forma en la que lo aborda en los versos 532 y siguientes? Y su relación con Yocasta, ¿cómo la definirías? 
  • Cuando Yocasta habla de que muchos hombres soñaron casarse con sus madres (vv. 981-982), ¿se está anticipando a Freud? ¿Sufre Edipo del complejo de Edipo? 
  • ¿Busca Edipo realmente la verdad sobre sí mismo (recuerda la máxima de Delfos: “conócete a ti mismo”) o se niega en el fondo a verla? ¿Qué ocurre en el caso de Yocasta? 
  • ¿Es Edipo culpable de algo? ¿Hay alguna razón que justifique el destino al que está sometido? En un sentido más amplio, ¿qué relación hay en la obra entre destino y libertad? ¿Se puede decir que Edipo es “hijo de la fortuna”?; ¿en qué sentido? 
  • Según Aristóteles, el mejor reconocimiento de la verdad es el que se produce al tiempo que la peripecia, “el cambio en sentido contrario de lo previsto”; pone como ejemplo el Edipo rey. ¿En qué momento de la obra sucede esto y cómo? 
  • ¿Cómo abordan los personajes de Edipo y Yocasta el descubrimiento de su pasado? ¿Nos parecen reacciones justificadas o al menos comprensibles? 
  • ¿Cuál es la actitud de Creonte en la escena final de la obra? ¿Parece coherente con su actuación en otros momentos de la tragedia? 
  • ¿Qué impresión producen las partes corales de la obra? Si nos parecen superfluas, ¿podemos explicar por qué las incluían los trágicos antiguos en sus obras? 
  • ¿Cómo reacciona el coro ante la situación final de desgracia de Edipo? ¿Podemos entender y, más aún, compartir esa actitud? ¿Qué opinamos de su última intervención (vv. 1524-1530)? 



El siguiente texto de la Poética de Aristóteles (1452b34-1453a17) trata sobre los rasgos definitorios de “la tragedia más 
hermosa” y menciona en un momento determinado a Edipo; conviene reflexionar y discutir en qué medida lo que se dice aquí se aplica al Edipo rey de Sófocles: 
 Es evidente, primero, que [en la tragedia más hermosa] los hombres cabales no deben aparecer experimentando un cambio de la fortuna al infortunio (…). Por otra parte, tampoco el que es muy malvado debe caer desde la fortuna en el infortunio (…). Queda, en conclusión, el que está en medio de estos: tal es el que ni destaca en virtud y justicia ni experimenta un cambio hacia el infortunio por maldad y perversidad sino por algún error, siendo uno de los que gozan de gran estima y fortuna como Edipo y Tiestes y los hombres insignes de tales linajes. Es necesario, pues, que el buen argumento (…) cambie no hacia la fortuna a partir del infortunio sino lo contrario, de la fortuna hacia el infortunio, no por perversidad sino por un gran error, o de alguien del tipo que se ha dicho o de uno mejor antes que peor”.





sábado, 1 de marzo de 2014

ISMENA Y SU HERMANA


Pues a Ismena seguro que no la conoce todo el mundo. Pero, si digo que su hermana es Antígona, la primera reacción será "¡Claro!" Y la segunda: "Entonces, ¿por qué no escribir Antígona y su hermana?" Pues por dos motivos.

Primero, por no decir lo de siempre, la verdad. Y segundo, porque tuve que trabajar mucho sobre la saga tebana en época arcaica. E Ismena parece haber sido la más importante de las dos en ese periodo, antes de que llegara la tragedia. Curioso. 

Ismena es la única de las dos jóvenes que representa el arte en los siglos anteriores al V a. C., y además en una actitud muy comprometida: ella se entendía con el joven Periclímeno cuando aparece Tideo con aviesas intenciones.


Dicho sea todo esto a manera de introducción. Sí, Ismena ha debido de tener una pre-vida muy curiosa en el arcaísmo. Pero, para nosotros, ella es la hermana sumisa y modosa de Antígona, tal y como la vemos en el prólogo de la tragedia de Sófocles, que es de lo que realmente va esta entrada. Aquí propongo mi traducción de esa escena; para que no haya más trabajos de Filología perdidos. Y por si a alguien le es de utilidad.

Antígona: Oh persona de Ismena, mi hermana consanguínea, ¿sabes qué males hay que Zeus, procedentes de Edipo, a nosotras dos no nos cumpla en vida? Pues nada, ni luctuoso ni sin infortunio, ni vergonzoso ni deshonroso hay que no haya visto yo entre tus males y los míos. Y ahora ¿qué es eso que dicen que a la ciudad en masa acaba de anunciar el general? ¿Lo sabes y lo has escuchado? ¿O es que ignoras que contra tus amigos marcha la inquina de los enemigos? 
Ismena: De nuestros seres queridos, Antígona, ningún dicho me llegó, ni dulce ni doloroso, desde que de nuestros dos hermanos nos vimos las dos privadas, tras morir en un solo día por culpa de un doble golpe; y una vez que en camino se puso el ejército de los argivos en esta noche pasada, nada más sé, ni más afortunada por ello, ni más apenada. 
Antígona: Bien lo sabía, y fuera de las puertas de palacio quería sacarte por esto, para que sola me oyeras. 
Ismena: ¿Qué sucede? Pues das muestras de que alguna razón te cambia de color. 
Antígona: ¿No es cierto que de la tumba a nuestros dos hermanos Creonte al uno lo ha honrado y al otro despojado? A Eteocles, según dicen, en justa aplicación de la justicia y la ley bajo tierra lo ha enterrado, ganándole así respeto entre los muertos de abajo; pero al cadáver de Polinices, que de forma lamentable murió, afirman que a los ciudadanos les ha pregonado que no lo cubran con la tumba y que no lo llore nadie, sino que lo dejen sin lamentos, sin tumba, cual dulce botín para las aves que otean en pos de la comida. Tales cosas afirman que el buen Creonte ha pregonado para ti y para mí (¡sí, también para mí!), y que aquí ha de regresar para anunciárselo a las claras a quienes no lo sepan: la cosa no la considera como de poca monta, sino que, a aquel que haga algo de esto, una muerte pública a pedradas le aguarda en la ciudad. Así está, Ismena, la situación, y presto mostrarás si tu natural es noble o si has nacido malvada de buenos padres. 


Ismena: Pero, desdichada, si las cosas están en este punto, ¿qué más aportaría yo, sea que suelte la soga o mi mano añada? 
Antígona: Mira si conmigo cooperarás y colaborarás. 
Ismena: ¿Arriesgándome a qué? ¿En qué estás pensando? 
Antígona: ¿Levantarás al muerto uniéndote a esta mano? 
Ismena: ¿Así que piensas enterrarlo, cosa prohibida a la ciudad? 
Antígona: Es que es mi hermano y el tuyo, aunque tú no quieras: en verdad que no me cogerán habiéndolo traicionado. 
Ismena: ¡Insensata! ¿Aunque Creonte se oponga? 
Antígona: Mas él no tiene parte en impedirme nada de lo que yo haga. 
Ismena: ¡Ay de mí! Piensa, hermana, nuestro padre de qué forma tan odiosa y ruin murió, tras golpearse por sus errores que él mismo descubrió sus dos ojos con mano de sí mismo vengadora; después, su madre y esposa, dos nombres en uno, con trenzadas sogas acabó con su vida; en tercer lugar nuestros dos hermanos, en un solo día, dándose muerte mutua, desdichados, una suerte común lograron uno a manos del otro. Y ahora mira que nosotras, las únicas que en efecto quedamos, con qué muerte tanto peor pereceremos si, violando la ley, el voto o las fuerzas de los tiranos transgredimos. Antes bien, es necesario pensar esto: que mujeres nacimos, predispuestas a no luchar con los varones; y luego que somos gobernadas por quienes tienen la fuerza para hacernos oír esto y otras cosas aún peores. Así que yo, por mi parte, suplicando a los que habitan bajo tierra que tengan compasión, pues me veo obligada a esto, obedeceré a los que en el mando caminan; en efecto, el hacer cosas extrañas no tiene ningún sentido. 

Antígona: Ni te lo pediría ni, si aún quisieras hacerlo, colaborarías conmigo sintiendo yo agrado. Venga, opina como te parezca, que yo a aquel lo enterraré. Me será hermoso morir haciendo esto. Amiga yaceré junto a él, junto al amigo, tras obrar un piadoso crimen: pues mayor es el tiempo en que debo agradar a los de abajo que a los de aquí. Sí, allí siempre yaceré; y, si a ti te lo parece, lo que los dioses honran ponlo en ninguna estima. 
Ismena: Yo no hago menosprecio de nada, pero soy incapaz de obrar violentando a los ciudadanos. 
Antígona: Tu excusa es eso; yo de cierto marcharé a echar tierra sobre el más amado de los hermanos. 
Ismena: ¡Ay de mí, cuánto temo por ti, desdichada! 
Antígona: No tiembles antes de tiempo por mí; cuídate de tu propia muerte. 
Ismena: En cualquier caso no le declares a nadie esta acción, mas mantenla oculta, que sin más ni más yo también lo haré. 
Antígona: ¡Ay de mí! ¡Habla!: mucho más odiosa serás callando, si a todos esto no anuncias. 
Ismena: Tienes la cabeza caliente y los pies fríos. 
Antígona: Pero sé que agrado a quienes más necesito agradar. 
Ismena: Si es que puedes; pero te afanas en cosas imposibles. 
Antígona: Así pues, cuando no tenga fuerzas, reposaré. 
Ismena: Por principio no conviene ir en pos de imposibles. 
Antígona: Si eso dices serás por mí odiada y odiosa yacerás para el muerto con justicia. Pero déjame a mí y a mi falta de juicio sufrir este horror, pues no padeceré tanto que no muera sin renombre. 
Ismena: Si así te parece, marcha; pero entérate de que, aun siendo una insensata, eres buena amiga de tus amigos.


sábado, 7 de mayo de 2011

ΕΝ ΚΑΙ ΔΕΚΑ (DIEZ MAS UNO)


Hace unas semanas, al publicar el post que titulé Diez de diez, prometí elaborar una entrada similar para el caso de la literatura griega, tema propio de este blog.

Como en la entrada anterior, mi pretensión en ésta es proponer una lista que recoja las obras que yo considero como básicas (representativas, esenciales...) de la literatura griega de la Antigüedad. Quería haberme limitado (por pura economía) al límite de diez referencias pero me he excedido, de ahí el título de la entrada.

hèn kaì déka no es la forma normal de decir en griego "once" (héndeka) y equivale, de hecho, a "diez más uno". Claro, el resultado es el mismo; pero la expresión indica que uno de los elementos está desplazado, en posición incierta. 
Uno, ¿o dos?

Antes de seguir con las explicaciones puede ser más agradecido que veamos directamente cuáles son los títulos que propongo:


Homero, Ilíada

Homero, Odisea

Safo, Poesía
Píndaro, Olímpicas

Sófocles, Edipo Rey

Eurípides, Medea

Aristófanes, Las aves

Menandro, El díscolo

Teócrito, Idilios

Plutarco, Alejandro. César

Longo, Dafnis y Cloe


Paso ahora a las apostillas, que intentaré sean breves. Espero que en los comentarios haya ocasión de discutir más cuestiones:
  • Me imagino que habrá cierto acuerdo a la hora de entender que el intruso del listado es El díscolo de Menandro. ¿Por qué este autor y por qué esta obra? Incluyo a Menandro porque, a diferencia de lo que ocurre con Aristófanes, de él procede toda la comedia occidental, pasando por Plauto hasta llegar a la comedia cinematográfica del S. XXI. ¿Y por qué El díscolo, que seguro que no era su mejor obra? Por una razón evidente: es la única comedia de Menandro que conservamos íntegra.  
  • La cuestión de la "obra íntegra" nos invita a fijar la atención en la poesía de Safo, que también se singulariza dentro del listado como única obra fragmentaria. Aunque mi intención era incluir solo textos que hubieran llegado completos hasta nosotros, pienso que estaba justificado hacer una excepción en el caso de quien aparece aquí como representante de la poesía lírica griega.
    • En el canon de novelas que propuse en Diez de diez, algún lector descubría ciertas redundancias. Y, de forma semejante, puede que alguien juzgue que también es reiterativo acoger en esta lista las dos epopeyas homéricas. Ruego que se me permita una excusatio non petita. La Ilíada es una epopeya trágica cuyos acontecimientos escapan al control de sus personajes; la Odisea, en cambio, inaugura el final feliz en la literatura de Occidente. El lector interesado podrá encontrar algo más sobre ello en este libro.
    • Quiero explicar (y termino) una incongruencia. En Diez de diez escogí la obra de Heliodoro como una de las diez novelas básicas de la historia. ¿Que por qué no la incluyo ahora y pongo en su lugar el Dafnis y Cloe? Porque me parece que también era bueno darle una oportunidad a Longo
    Sólo recomiendo, de verdad, que nadie se lo lea pensando que es un libro para señoritas.