domingo, 13 de abril de 2014

JENÓFANES: SOBRE LA NATURALEZA


Los fragmentos de Jenófanes que proponen contenidos positivos, no críticos, y están escritos en hexámetros, se adscriben de forma automática a su tratado Sobre la naturaleza

Presento aquí algunos de los fragmentos más destacados atribuidos a dicho escrito; en entradas anteriores se ha publicado ya una buena parte de sus elegías y de sus fragmentos de carácter crítico y satírico.


Un único dios, entre los dioses y los hombres el más grande, 
ni en su figura a los mortales semejante ni en su pensamiento (fr. 23). 


Todo él ve, todo él entiende, todo él oye (fr. 24). 


Libre de fatiga, con una decisión de su entendimiento todo lo agita (fr. 25). 


Y siempre en el mismo lugar permanece, sin moverse en nada, 
y desplazarse no le es propio de un lugar a otro (fr. 26). 




Pues de la tierra todo [surge] y en la tierra todo acaba (fr. 27). 


De la tierra el límite superior es éste que se ve a los pies, 
que toca con el aire; mas el inferior se extiende sin límite (fr. 28). 


Tierra y agua es todo cuanto se genera y nace (fr. 29). 


Fuente es el mar del agua, fuente del viento; 
pues ni en las nubes [nacería la fuerza del viento 
que sopla] desde dentro sin el gran mar 
ni las corrientes de los ríos ni del éter la húmeda lluvia; 
ahora bien, el gran mar es el que engendra las nubes y los vientos 
y los ríos (fr. 30). 


Sol, que se eleva sobre la tierra y la caldea… (fr. 31). 



La que llaman Iris también una nube es por naturaleza, 
a la cual se la ve purpúrea, y rojiza, y verde (fr. 32). 


Pues todos de tierra y agua surgimos (fr. 33). 


Y la verdad ningún hombre la vio ni habrá 
quien la vea acerca de los dioses y de todo cuanto cuento; 
pues, aunque en la mayor medida posible dé en decir algo cabal, 
no obstante él mismo no lo ha visto sino que la suposición a todos se aferra (fr. 34). 


Sea asumido que esto es semejante a la verdad (fr. 35). 


Cuantas cosas a la contemplación de los mortales se muestran… (fr. 36). 


Y en ciertas cavernas se vierte el agua (fr. 37). 



Si no hubiera creado el dios la miel de ámbar, afirmarían, 
mucho más dulces los higos serían (fr. 38). 


También desearía un joven a una joven criada (fr. 42). 


Yo erraba trasladándome de ciudad en ciudad (fr. 45).







viernes, 4 de abril de 2014

HESTIA


Sentada en tu sitial tejes la lana, 
materia de tus sueños y tus horas. 
Tu pureza, que vela las auroras, 
destila suavidad en la mañana. 

Modestia de tus días, flor temprana, 
el arrullo de dichas tan sonoras 
inunda la conciencia, siembra esporas, 
nos llena de la luz más meridiana. 

Labores que entre círculos abarcas, 
peleas sin vencidos ni señores, 
con ellas del hogar trazas las marcas. 

Prometes tu candor sin más colores,
el albo que atesoras en tus arcas, 
el despertar más pleno en los alcores.






domingo, 23 de marzo de 2014

JENÓFANES DE COLOFÓN, FILÓSOFO Y SATÍRICO



Jenófanes, además de elegías, compuso hexámetros, recogidos (según parece) en dos obras distintas: los Sílloi o Sátiras y el consabido Perì phýseos, el escrito Sobre la naturaleza.

¿Qué hacer con los poemas o fragmentos de poema que no están adscritos expresamente a ninguna de las dos obras? Pues la opción adoptada por los filólogos ha sido muy muy sencilla: lo que tiene tono crítico, contenido destructivo, procede de las Sátiras; si el texto hace afirmaciones positivas, es del Perì phýseos.

¿Demasiado mecánico? Seguramente. Aquí cuelgo algunas de las supuestas Sátiras o Sílloi de Jenófanes de Colofón, filósofo a veces, poeta y satírico a ratos (¡qué corta es la taxonomía!). Varias de ellas reflejan su actitud hacia la religión tradicional, actitud crítica compatible con la creencia en otro tipo de divinidad, según se advierte en los fragmentos atribuidos al  escrito Sobre la naturaleza.

Desde un principio con Homero os habéis formado todos (fr. 10).

A los dioses atribuyeron Homero y Hesíodo todo
cuanto entre los mortales es vergonzoso y reprensible:
hurtos, adulterios y recíprocos engaños (fr. 11).


En número elevadísimo contaron de los dioses ilícitas acciones:
hurtos, adulterios y recíprocos engaños (fr. 12).


Pero los mortales piensan que son engendrados los dioses,
y que la indumentaria de ellos tienen, y su voz y su cuerpo (fr. 14).

Mas si manos tuviesen los bueyes y los caballos o los leones,
o si pudieran pintar con sus manos o ejecutar obras como los hombres,
los caballos semejantes a caballos y los bueyes
semejantes a bueyes las imágenes de los dioses pintarían, y harían sus cuerpos
tales como fueran las propias figuras de cada uno de ellos (fr. 15).


Los etíopes dicen de sus dioses que son chatos y y negros,
y los tracios que son de ojos azules y pelirrojos (fr. 16).


Desde un principio no mostraron los dioses todo a los mortales,
sino que con el tiempo, buscando, dan en encontrar algo mejor (fr. 18).


Junto al fuego se deben tales cosas decir en el tiempo invernal,
en blando lecho recostado, satisfecho,
bebiendo dulce vino y masticando garbanzos:
“¿Quién eres y de dónde?; ¿cuántos años tienes, amigo?;
¿qué edad tenías cuando llegó el medo?” (fr. 22).