domingo, 11 de septiembre de 2016

MITOS DE AMOR DIVINO: DEMÉTER, PERSÉFONE, PLUTÓN.


El caso es que llevo usando desde hace mucho el mito de Deméter y Perséfone en la versión sintética de Apolodoro (1,5) para explicar en clase el concepto de mito. Pero este texto no estaba colgado en El festín de Homero, al menos no entero. Y me parece especialmente recomendable de cara a contar qué es un mito por el interés del propio mito de Deméter, por su brevedad y porque, al tiempo, plantea alguna cuestión enigmática que da para que nos rompamos la cabeza tanto los alumnos como el profesor.

Por ejemplo, ¿quién es Praxítea? ¿No debería ser Metanira quien descubriera a Deméter metiendo en el fuego al niño para liberarlo de su ser mortal? ¿Y quién es Ascálafo y dónde y por qué se encuentra con él Deméter?

Titulo la entrada "mitos de amor divino" porque, al menos en algunas versiones, este mito tematiza dos amores diversos: el amor conyugal (¿?) de Hades-Plutón y Perséfone; y el amor materno-filial de Deméter y su hija.


Plutón se enamoró de Perséfone y, con la colaboración de Zeus, la raptó en secreto. Deméter recorría en su búsqueda toda la tierra con antorchas, tanto de noche como de día; tras enterarse por la gente de Hermíone de que Plutón la había raptado, se irritó con los dioses, abandonó el cielo y, tras adoptar el aspecto de una mujer, llegó a Eleusis. Primero fue a sentarse en la piedra que en su honor es llamada “Sinsonrisa”, junto al pozo conocido como Calícoro; luego fue a la casa de Céleo, quien entonces reinaba entre los eleusinios. Habiendo allí dentro unas mujeres que le decían que se sentase junto a ellas, una anciana de nombre Yambe hizo con sus chanzas que la diosa sonriera. Por esto dicen que en las Tesmoforias las mujeres hacen chanzas.

La mujer de Céleo, Metanira, tenía un hijo al cual crió Deméter tomándolo a su cargo. Queriendo hacerlo inmortal, por las noches depositaba en el fuego al niño y así lo iba despojando de su carne mortal. Como Demofonte (que así se llamaba el niño) crecía día a día de manera prodigiosa Praxítea se puso al acecho y, cuando se encontró con que estaba oculto en el fuego, lanzó un grito; por ello la criatura fue consumida por el fuego y la diosa se les reveló. A Triptólemo, el mayor de los hijos de Metanira, le construyó un carro con serpientes aladas y le dio el trigo, con el cual sembró toda la tierra elevándose por el cielo (...).

Al ordenarle Zeus a Plutón que devolviese a la tierra a la Muchacha, Plutón le dio a comer un grano de granada, para que no se quedase mucho tiempo junto a su madre; ella, sin prever lo que iba a ocurrir, se lo tomó. Como Ascálafo (el hijo de Aqueronte y Gorgira) la denunció, Deméter le puso encima a éste en el Hades una pesada roca, mientras que Perséfone se vio obligada a permanecer la tercera parte de cada año junto a Plutón: el resto lo pasa junto a los dioses (trad. José B. Torres).

lunes, 5 de septiembre de 2016

ARISTÓTELES: POÉTICA 17


Capítulo 17: más sobre el argumento; y con observaciones prácticas. Por algo les da tanto juego la Poética a quienes escriben sobre el guion cinematográfico.

Capítulo 16          Capítulo 18


Es preciso concatenar las historias y darles forma definitiva con la elocución poniéndoselas uno ante la vista lo más posible. Es que así, viéndolas con la mayor nitidez, tal y como presentándose al lado de los mismos acontecimientos, descubriría uno lo conveniente y se le escaparían las incongruencias en el menor grado. Lo que se le censuraba a Cárcino es señal de esto. Sucede que Anfiarao emergía desde su santuario, cosa que le pasaba desapercibida al espectador pues no lo veía, y en la escena fracasó al molestarse con esto el público.
Y, en cuanto sea posible, también se le ha de dar una forma definitiva en los gestos. Es que son de lo más convincentes, por la identidad de su naturaleza, los que están entre padecimientos, y de la forma más veraz se turba el que está turbado y se enfurece el encolerizado. Por ello el arte poética es propia de uno bien dotado o de un frenético, pues de estos los unos son versátiles mientras los otros se exaltan.
Es preciso exponer de manera general los temas, tanto los ya elaborados como si los elabora uno mismo; [1455b] entonces, solo entonces, se los debe dotar de episodios y extenderlos. Digo que de este modo se contemplaría el conjunto, por ejemplo, de Ifigenia.
Una muchacha es sacrificada y desaparece sin que vean cómo los sacrificadores; fue trasladada a otra tierra en la que existía una costumbre de sacrificar a los extranjeros a la diosa y obtuvo este sacerdocio; un tiempo después le aconteció al hermano de la sacerdotisa el llegar allí: el que el dios ordenara a través de un oráculo que por alguna causa [fuera de lo general] llegara allí y con qué objeto queda fuera de la historia; pero, tras llegar y ser capturado, cuando lo iban a sacrificar, se dio a conocer, sea según lo hizo Eurípides o según Poliído, diciendo, según lo verosímil, que era preciso que no solo fuera sacrificada la hermana sino también él; y de aquí vino la salvación. Después de esto, puestos ya los nombres, se deben introducir los episodios; y que estos sean apropiados como, en Orestes, la locura por la que fue atrapado y su curación mediante la purificación.
Pues bien, en los dramas los episodios son breves, pero la epopeya en cambio se extiende gracias a estos. Es que el tema de la Odisea no es largo: un individuo vive muchos años fuera de su patria, es vigilado de cerca por Posidón y se halla solo; más aún, la situación en casa es tal que sus riquezas son despilfarradas por unos pretendientes y su hijo es objeto de una conspiración; él llega después de sufrir calamidades y, tras darse a conocer a algunos, ataca; él por su parte se salvó mientras que a sus enemigos los destruyó. Así pues, lo propio del tema es esto y lo demás son episodios.




domingo, 21 de agosto de 2016

DE POESÍA QUE PARECE PROSA Y LAS BUENAS INTENCIONES


Este texto de Gregorio Nacianceno (Poesías 1.10 = PG 37.737) no figura, seguro, entre las mil mejores poesías de la lengua griega. Pero sí podría entrar perfectamente en una antología que se llamase Mil años de poesía griega. Porque el texto, con todas sus limitaciones (¿es esto poesía o prosa en trímetros yámbicos?), es representativo de la forma habitual de componer poesía entre los cristianos de época imperial, según se explica más abajo.

Por si algún lector quiere catar el estilo característico de Gregorio de Nacianzo, incluyo el texto griego en el que se basa esta traducción que publiqué hace cuatro años dentro de un trabajo más amplio.

Tampoco pasaré en silencio a Polemón.
Que también su caso prodigioso es de los que son muy comentados.
No se contaba este otrora entre los prudentes
y era, por cierto, esclavo torpe de los placeres.
Pero, una vez que fue poseído por el amor del Bien
tras hallar un consejero (y no puedo decir cuál,
fuera, pues, un sabio, fuera él mismo), de golpe
se lo vio tan por encima de las pasiones
que presentaré uno solo de sus hechos prodigiosos.
Un joven incontinente manda llamar a una prostituta.
Dicen que cuando esta llegó cerca de la puerta,
por encima de la cual destacaba Polemón en una imagen,
viéndola (es que movía a la piedad)
se marchó al punto, vencida por la visión,
pues se avergonzaba ante el que estaba pintado como si estuviera vivo.

Οὐδὲ Πολέμων ἔμοιγε σιγηθήσεται.
Καὶ γὰρ τὸ θαῦμα τῶν ἄγαν λαλουμένων.
Ἦν μὲν τὸ πρόσθεν οὗτος οὐκ ἐν σώφροσι,
Καὶ σφόδρα γ' αἰσχρὸς ἡδονῶν ὑπηρέτης.
Ἐπεὶ δ' ἔρωτι τοῦ καλοῦ κατεσχέθη,
Σύμβουλον εὑρών, οὐκ ἔχω δ' εἰπεῖν τίνα,
Εἴτ' οὖν σοφόν τιν', εἴθ' ἑαυτόν, ἀθρόως
Τοσοῦτον ὤφθη τῶν παθῶν ἀνώτερος,
Ὥσθ' ἕν τι θήσω τῶν ἐκείνου θαυμάτων.
Ἑταίραν εἰσκαλεῖ τις ἀκρατὴς νέος,
Ἥδ' ὡς πυλῶνος ἦλθέ φασι πλησίον,
Τῆς δ' ἦν ὑπερκύπτων Πολέμων ἐν εἰκόνι,
Ταύτην ἰδοῦσα· καὶ γὰρ ἦν σεβασμία·
Ἀπῆλθεν εὐθὺς καὶ θέας ἡττημένη,
Ὡς ζῶντ' ἐπαισχυνθεῖσα τὸν γεγραμμένον.


En 2001 aprendí de Martin Hose la importancia de la literatura cristiana de cara a conocer la literatura griega de época imperial. De un trabajo suyo (Poesie aus der Schule. Überlegungen zur spätgriechischen Dichtung, Múnich, Bayerische Akademie der Wissenschaften, 2004) aprendí después que la poesía griega cristiana era compuesta de forma habitual ad usum Christianorum hominum doctorum: para uso de los cristianos cultivados que se habían formado leyendo a Homero y a los autores del canon escolar.

Por ello Gregorio de Nacianzo llenó su poesía, con la mejor intención, de tantos intertextos clásicos paganos. Por ello los cristianos de lengua griega escribieron poesía mimética que reproducía tan solo sus modelos sin aportar gran cosa frente a estos. El caso fue distinto según Hose en el Occidente de habla latina, donde los autores, sin rendirse sin condiciones a la imitatio, llegaron en algunos casos a una auténtica aemulatio de sus referentes.

Aquí está claro, al menos según Martin Hose y tantos estudiosos, cómo concluye el partido:

Occidente latino 1: Oriente griego 0.