El 29 de noviembre pasado tuve la suerte de poder participar en la Universidad de Valladolid en un debate sobre el canon de las literaturas de la Antigüedad. A ese acto fui invitado por el profesor Juan Signes Codoñer, quien moderó la discusión, en la que tuve como colega al profesor Ferrán Grau Codina, de la Universitat de València.
Antes del debate propiamente dicho cada uno de los dos ponentes hizo una exposición breve de media hora. La primera parte del texto en el que se basó la mía es lo que presento, reelaborado, en este post. El texto que recogerá la versión definitiva de mi colaboración se ha de publicar, en 2012, en Minerva, revista de Filología Clásica de la Universidad de Valladolid.
La definición número 9 de canon que ofrece el DRAE dice que canon es un “catálogo de los autores principales de un género de la literatura o el pensamiento tenidos por modélicos”. Aceptaré esta definición como punto de partida, aunque seguramente sea revisable.
Asimismo he de indicar de entrada que
Advierto desde un principio que no propondré otro canon, otra lista selectiva de la Literatura Griega. En su lugar concederé prioridad a la discusión de problemas y ejemplos.
En un mundo multicultural como el nuestro se entiende que es cada vez más difícil establecer un canon universal u occidental: ahí queda, para recordárnoslo, toda la polémica que despertó Harold Bloom, a finales del S. XX, con la publicación de El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas.
Pero, en el caso de las literaturas escritas en una lengua determinada, quizá no esté tan fuera de lugar seguir hablando de cánones, especialmente en el ámbito académico.
En el caso concreto de la Filología Griega, la situación es incluso más favorable dado el carácter de corpus cerrado que tiene la Literatura Griega de la Antigüedad, a la que me voy a referir aquí.
Antes anticipaba que, más que de canon, creo que se ha de hablar de cánones. En mi opinión se podrían proponer hasta cinco cánones de la Literatura Griega:
Asimismo he de indicar de entrada que
- considero la noción de canon polifacética;
- creo que, más que de canon, se ha de hablar de cánones, válidos de manera distinta según el objetivo que se persiga.
Advierto desde un principio que no propondré otro canon, otra lista selectiva de la Literatura Griega. En su lugar concederé prioridad a la discusión de problemas y ejemplos.
En un mundo multicultural como el nuestro se entiende que es cada vez más difícil establecer un canon universal u occidental: ahí queda, para recordárnoslo, toda la polémica que despertó Harold Bloom, a finales del S. XX, con la publicación de El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas.
Pero, en el caso de las literaturas escritas en una lengua determinada, quizá no esté tan fuera de lugar seguir hablando de cánones, especialmente en el ámbito académico.
En el caso concreto de la Filología Griega, la situación es incluso más favorable dado el carácter de corpus cerrado que tiene la Literatura Griega de la Antigüedad, a la que me voy a referir aquí.
Por una razón práctica, por no extender en exceso el objeto de estudio.
Porque reconozco que la Literatura Bizantina y la Literatura Griega Moderna no son ninguno de mis puntos fuertes.
Y porque, por lo general, los grados de Filología Clásica vigentes en España les conceden una atención muy limitada a las Literaturas Griegas de esas dos épocas.
- Pero, también indico que, quien defiende en su docencia que la lengua griega es un continuo desde las tablillas micénicas hasta el presente, deberá defender, en coherencia, el estudio unitario de toda la Literatura Griega.
- Así lo hizo, recuerdo, Constantinos Trypanis en una obra clásica: Greek Poetry, from Homer to Seferis.
Antes anticipaba que, más que de canon, creo que se ha de hablar de cánones. En mi opinión se podrían proponer hasta cinco cánones de la Literatura Griega:
- El canon escolar, concebido en función del aprendizaje de la lengua.
- El canon universitario, cuyo objetivo es que los estudiantes alcancen un conocimiento suficiente de la Literatura Griega.
- El canon externo, pensado en función de un público culto que se interesara por la Literatura Griega, sin ser un público de especialistas.
- El canon interno, próximo al canon universitario, del que hablaré después más en detalle.
- Y existe la posibilidad de hablar de un quinto canon, el canon no académico: el canon que cabe rastrear en la experiencia lectora de los autores de nuestra época.
- Creo que, tal y como está planteado el libro de García Jurado, la cuestión puede atraer sobre todo a los interesados por la Literatura Comparada.
- A mí me interesa más plantearme si sería posible reconstruir, si es que lo hubo, el canon no académico de la literatura griega en la Antigüedad, basado en la experiencia lectora de los autores-lectores de aquella época, y ello a través de las citas y testimonios de esos mismos autores.
entiendo por tal un canon concebido en función de un objetivo: transmitir un conocimiento ajustado e integrador de la Literatura Griega.Lo que pretendo es proponer y discutir un “mapa de la Literatura Griega”. Entonces la cuestión es: ¿cuáles son los puntos de orientación que permiten trazar ese mapa?
Me temo que no sería honesto responder a esta pregunta en este lugar pues, en tal caso, podría faltar a mi compromiso con Minerva y la Universidad de Valladolid.
Por honradez he de remitir al artículo que se publicará en la revista a quienes se interesen por conocer las seis claves de la Literatura Griega que propongo. Espero que lo que allí cuente satisfaga mínimamente a los interesados en asunto tan sugerente.
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