lunes, 21 de marzo de 2016

LA MONODIA ARCAICA


Esta entrada se publicó en 2009. Algunos cambios no le venían mal. Y los poetas de los que aquí se habla (Safo, Alceo, Anacreonte) bien se lo merecen. Hoy, primer día de primavera de 2016, publico una primera revisión que iré retocando en estos días de Semana Santa.


Aunque algunos estudios han intentado alterar esta nómina, tradicionalmente se ha entendido que la lírica monódica de los griegos está básicamente representada por tres autores: Safo y Alceo (naturales los dos de Lesbos), más Anacreonte (oriundo de Teos).

Esta entrada se dedica a su estudio.


1. SAFO: EL “SITIO EN LA VIDA” DE SU POESÍA; EL NOVEDOSO TEMA DEL AMOR

La mayor de estos tres autores debió de ser Safo, quien vivió a caballo entre los SS. VII y VI a. C.

De sus poemas se pueden extraer algunos datos sobre su biografía.

Ahora bien, lo fundamental es esclarecer el “sitio en la vida” que le correspondían a las composiciones de esta poetisa; y hallar respuesta a esta pregunta implica enfrentarse a la cuestión de la naturaleza del círculo sáfico (mira Rösler 1992).
Ese grupo de mujeres y la autora, ¿mantenían una relación homoerótica? Es imposible precisarlo. En otros momentos históricos se ha afirmado, en cambio, que las muchachas que vivían con Safo y que se recreaban con ella en la poesía, la música y las flores configuraban una especie de “internado de señoritas”.
Sean cuales sean las circunstancias concretas de ese círculo, es evidente que, en la poesía de Safo, se concede una atención primordial al tema del amor, tema novedoso que permite marcar distancias entre esta poesía y los poemas de Homero.
Es decir, el amor constituye el elemento primordial en la escala de valores de esta mujer, y en este sentido hay oposición entre los valores de Safo y los de Homero (timé, kléos: "honor y gloria") o Tirteo (patria).
Para Safo los patrones que interesan en la vida no son ya los del mundo heroico. Lo dice muy claramente en un poema que comienza con estos versos:
Unos que la caballería, otros que la tropa de a pie,
otros que las naves afirman que es lo más hermoso
sobre la negra tierra; mas yo digo que lo es aquello
que uno ama (trad. José B. Torres).
El sentimiento que expresan estos versos es original en la literatura de Occidente; puede parecernos extraño desde nuestra perspectiva moderna, pero lo cierto es que nadie antes de Safo había proclamado de esta forma el valor del amor.

Los procedimientos de estilo que emplea Safo para transmitir su temática favorita pueden ser ilustrados mediante la lectura de al menos los dos poemas que la tradición parece habernos conservado íntegros, los que llevan los números uno y dos.

El primero tiene carácter de himno, es una plegaria que Safo dirige a la diosa Afrodita suplicándole ayuda en una relación amorosa. Es especialmente importante que Safo haya aplicado la forma tradicional de la plegaria a un tema nuevo, el tema amoroso, y en este sentido en este poema coinciden tradición e innovación. La siguiente traducción es obra de J. S. Lasso de la Vega:

Variegada de trono, inmortal Afrodita,
hija de Zeus, trenzadora de engaños, suplícote,
con angustias ni tristezas no me venzas, Señora, el ánimo;
pero ven aquí, si también algún día
mi voz oyendo a lo lejos
escuchaste y del padre habiendo dejado la casa de oro viniste,
luego de uncir el carro. Y bellos te llevaban
raudos gorriones sobre la tierra negra,
espesas girando las alas desde el cielo, del éter por en medio.
Y al punto llegaron, y tú, oh beata,
sonriendo con inmortal semblante
inquiriste qué otra vez sufro y qué otra vez clamo
y qué me quiero más que nada que suceda
en mi loco ánimo: “¿A quién esta vez debo
obedecerte en llevar a tu amor? ¿Quién, oh Safo, injusticia te hace?
Porque si huye, presto perseguirá,
y si dádivas no acepta, sin embargo dadivará,
y si no ama, presto amará, aunque no quiera ella”.
Ven a mí también ahora, y suéltame de dificultosas
cuitas y cuanto cumplir mi
ánimo desea, cúmpleme, y tú misma sé en la guerra mi aliada.

Este es el segundo de los poemas, en traducción de Carlos García Gual:

Me parece que es igual a los dioses 
el hombre aquel que frente a ti se sienta, 
y a tu lado absorto escucha mientras 
dulcemente hablas 

y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata; 
apenas te miro y entonces no puedo 
decir ya palabra. 

Al punto se me espesa la lengua 
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo, 
los oídos me zumban, 

me invade un frío sudor y toda entera 
me estremezco, más que la hierba pálida 
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.
  • En relación con este poema hago observar, primeramente, la forma en que describe el sentimiento amoroso: el poema fue famoso ya en época antigua por la forma en que escoge y combina los síntomas físicos de la pasión.
  • Éste es el juicio del Pseudo-Longino (De Sublimitate), a través del cual conocemos el poema: mira 47. Crítica literaria: Pseudo-Longino.
Son muchos los aspectos de este poema que se podrían comentar más en detalle. Sin querer agotar el tema, menciono al menos que la ordenación de los efectos físicos está muy calculada y alterna los efectos negativos y los positivos.

En cualquier caso, vale la pena recordar como síntesis que la poesía de Safo, como la restante poesía arcaica, está muy apegada a la circunstancia que la origina: el hic et nunc de una escena concreta provoca efectos igualmente materiales y concretos en el espectador.

Se debe recordar también que Safo escribió otros poemas que posiblemente no poseían carácter monódico: los epitalamios y los cantos compuestos para las fiestas de Adonis.


2. ALCEO, POESÍA POLÍTICA


En el caso de Alceo, quizá algo más joven que Safo, nos hallamos ante un personaje fuertemente implicado en la vida pública de su ciudad, de la que tuvo que emigrar por sus diferencias con el tirano Mírsilo, a quien después sucedió Pítaco, uno de los “Siete Sabios”.
Buena parte de su poesía responde a esta motivación política; de hecho, no resulta extraño imaginar que el simposio, compartido con sus compañeros de fratría, haya sido el marco natural para la poesía de Alceo (mira Rösler 1980).
Es característico de ella, incluso en los textos políticos, el recurso al mito, empleado en algunas ocasiones como exemplum.
Debe señalarse, además, que entre los fragmentos conservados de Alceo hay también otros que tratan temática erótica o adoptan la forma hímnica (sin que ello implique, por otra parte, su ejecución en contextos rituales).

3. ANACREONTE DE TEOS Y LA APARENTE BANALIDAD DE SU POESÍA


Anacreonte de Teos (hacia 575 – hacia 485), por su parte, hubo de abandonar su patria ante la presión persa; posteriormente trabajó en las cortes de dos afamados tiranos: Polícrates de Samos e Hiparco de Atenas.

Su poesía, editada en la Antigüedad en cinco libros, ha tendido a ser reducida a dos temas básicos, el amor a los jovencitos y el vino.
Éstos son los temas que reelaboraron de forma mimética, en época imperial, los compositores de Anacreónticas (mira 45. Poesía de época imperial).
Pero conviene transmitir una idea clara: que la banalidad no es imputable a Anacreonte sino a sus imitadores (mira Rosenmeyer 1992). Un poema como el siguiente (trad. C. García Gual), aun tratando el tema del vino, está muy lejos de ser banal:
Venga ya, tráenos, muchacho,
la copa, que de un trago
la apuro. Échale diez cazos
de agua, y cinco de vino,
para que sin excesos otra vez
celebre la fiesta de Baco (...).
Vamos, de nuevo, sin tanto
estrépito y griterío ahora
practiquemos el beber con vino,
no al modo escita, sino brindando
al compás de hermosos himnos.
La superficialidad de la poesía compuesta por Anacreonte es sólo aparente pues, como indicaba Dover en Literatura en la Grecia Antigua (Madrid, 1986, p. 54), en sus versos “cada palabra es tan funcional como un rubí en un reloj suizo”.

Mira, a manera de ejemplo, este poema (358 PMG) y su análisis:
De nuevo su pelota púrpura
me dispara Eros de cabellos dorados
y con una joven de coloridas sandalias
a jugar me incita;
pero ella, que es de la bien fundada
Lesbos, mi cabellera,
por ser blanca, desdeña
y ante otra se pasma (trad. José B. Torres).
La situación de partida se presenta en los versos 1-4, que constituyen la primera parte del poema. Nótese que los cuatro versos son una sola frase; más aún, es fundamental atender a la sencillez sintáctica y la adjetivación cuidada:
Hay un adjetivo colorista por verso: este proceso culmina en “de coloridas sandalias” (posiblemente, hay una referencia a una situación real y concreta: la mención de las “sandalias coloridas” permitiría distinguir a la muchacha de la que se habla).
La segunda parte ocupa los versos 5-8, también una sola frase. Aquí se produce el vuelco del poema, pues Anacreonte nos desvela la verdad de su situación (no tiene nada que hacer con la muchacha) verso a verso:
v. 5, “la bien fundada”; es un adjetivo de resonancias épicas: con él se sugiere que la causa del rechazo será la noble cuna de la joven.
v. 6: “Lesbos”; es una alusión a Safo y su círculo: ahora parece que la causa del rechazo serán las inclinaciones homoeróticas de la joven.
v. 7: “mi cabellera, / por ser blanca”; se da otra vuelta de tuerca y se propone que la vejez del protagonista es la verdadera causa del rechazo de la joven.
v. 8: “se pasma”; es la última palabra del poema, una cacofonía en griego (cháskei): marca la impresión final de frustración con que se queda el lector / el oyente del poema.
El movimiento general del poema se puede sintetizar así:
del juego amoroso (vv. 1-4)
al desengaño y la frustración (vv. 5-8).
Se ha de comentar además la doble interpretación posible de “ante otra” (v. 8): ¿otra cabellera / otra muchacha?: ¿se está planteando el tema homoerótico?: ¿hay una ambigüedad consciente?.



ALGUNAS REFERENCIAS:

* Trabajos de carácter general e introductorio:
ADRADOS, F.R., “Monodia”, en J. A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura Griega, Madrid, 1988, pp. 185-205.
KIRKWOOD, M., Early Greek Monody, Ithaca-Londres, 1974.
PAGE, D.L. (ed.), Poetae Melici Craeci, Oxford, 1962.
PAGE, D.L. (ed.), Supplementum lyricis graecis: poetarum lyricorum graecorum fragmenta quae recens innotuerunt, Oxford, 1974.
RIU, X., y PÒRTULAS, J. (eds.), Approaches to Archaic Greek Poetry, Messina, 2012.
VOIGT, E.M. (ed.), Sappho and Alcaeus, Amsterdam, 1971.

* Sobre Safo:
http://www.temple.edu/classics/sappho.html
BURNETT, A.P., Three Archaic Poets. Archilochus, Alcaeus, Sappho, Londres, 1983.
CACIAGLI, S., Poeti e società: comunicazione poetica e formazioni sociali nella Lesbo del VII/VI secolo a. C., Amsterdam, 2011.
GREENE, E., y SKINNER, M. B. (ed.), The New Sappho on Old Age: Textual and Philosophical Issues, Washington, 2009.
LASSERRE, F., Sappho. Une autre lecture, Padua, 1989.
LASSO DE LA VEGA, J.S., “La oda primera de Safo”, CFC 6 (1974), pp. 9-93.
MARKOVICH, M., “Sappho Fr. 31: Anxiety Attack or Love Declaration?”, CQ 22 (1972), pp. 19-32.
PAGE, D.L., Sappho and Alcaeus, Oxford, 1955.
RÖSLER, W., “Homoerotik und Initiation: über Sappho”, en Th. Stemmler (ed.), Homoerotische Lyrik, Tubinga, 1992, pp. 43-54.
TSAGARAKIS, O., “Broken Hearts and the Social Circumstances in Sappho's Poetry”, RhM 129 (1986), pp. 1-17.

* Sobre Alceo:
Cf. bibliografía sobre Safo.
MARTIN, H., Alcaeus, Nueva York, 1972.
RÖSLER, W., Dichter und Gruppe. Eine Untersuchung zu den Bedingungen und zur historischen Funktion früher griechischer Lyrik am Beispiel Alkaios, Múnich, 1980.

* Sobre Anacreonte:
MÜLLER, A., Die Carmina Anacreontea und Anakreon: Ein literarisches Generationenverhältnis, Tübingen, 2010.
PAGE, D.L., “Anacreon Fr. 1”, en Studi in onore di L. Castiglioni, Florencia, 1960, pp. 661-667.
ROSENMEYER, P.A., The Poetics of Imitation. Anacreon and the Anacreontic Tradition, Cambridge, 1992.
WOODBURY, L., “Gold Hair and Grey, or the Game of Love: Anacreon Fr. 13: 358 PMG, 13 Gentili”, TAPhA 109 (1979), pp. 277-287.


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