jueves, 26 de marzo de 2009

EL HOMBRE TRÁGICO DE SÓFOCLES




En el enfrentamiento entre los poetas trágicos dramatizado en las Ranas de Aristófanes no interviene Sófocles. O, mejor dicho, lo que nos dice Aristófanes de él es que
cuando bajó [al Hades], abrazó a Esquilo y le levantó la diestra y sin pelea le cedió el trono [de la tragedia] (Ranas 789 s.; trad. de L. M. Macía).
A este tercero en discordia, Sófocles, dedicaremos esta entrada, que se estructurará de la manera siguiente:

1. BIOGRAFÍA DE SÓFOCLES
2. LA OBRA DE SÓFOCLES
3. AVANCES DE TÉCNICA TEATRAL EN LA TRAGEDIA DE SÓFOCLES
4. LA TEMÁTICA SOFOCLEA: EL HOMBRE Y SUS LÍMITES; EL HÉROE


1. BIOGRAFÍA DE SÓFOCLES

Empezamos planteando algunos datos significativos en relación con la biografía de Sófocles (497/6 – 405), el segundo de los grandes trágicos griegos según el orden cronológico.
Sobre sus datos biográficos estamos informados gracias a la Vita antigua transmitida en un buen número de manuscritos y a través del artículo correspondiente de la Suda.
Era natural de Atenas, y más en concreto de Colono Hípico, lugar al que celebró en su Edipo en Colono, vv. 668 – 719.
Es oportuno subrayar que la buena suerte sonrió en muchas ocasiones a este autor, pues de él se dice
  • que participó treinta veces en el certamen trágico,
  • que venció en las Grandes Dionisias en dieciocho ocasiones (otras fuentes elevan este número)
  • y que no quedó nunca en tercer lugar.
Además, la suerte le sonrió desde fecha tan temprana como el año 468, la segunda ocasión en la que participaba en el certamen trágico y la primera en que privó a Esquilo de la victoria: él quedó el primero, Esquilo el segundo.
Ha de recordarse además el éxito logrado por Sófocles en la vida política de su tiempo.
  • En el año 443 / 442 ocupó el cargo de helenotamías (encargado de las finanzas de la liga délico-ática, tesorero).
  • En la guerra de Samos (441 – 439) fue elegido estratego, como colega de Pericles, a cuyo círculo pertenecía: sobre las relaciones de Sófocles con Pericles, mira
EHRENBERG, V., Sophocles and Pericles, Oxford, 1954.
  • El cargo de estratego volvió a ocuparlo en el 428 y (quizá) en 423 / 422.
  • En la crisis de la democracia del 413 / 412 formó parte del comité de los diez πρόβουλοι que intentó reorientar y refrenar la democracia radical tras la derrota de Sicilia.
Asimismo obtuvo el honor de desempeñar cargos religiosos relacionados con el culto a diversos héroes:
Fue sacerdote del héroe Halón (un héroe sanador menor).
Participó en la introducción en Atenas del culto a Asclepio (420): le dedicó un recinto sagrado (un témenos) en su casa.
A su muerte recibió honores de héroe bajo el nombre de Dexión.
Todo ello ha de ponerse en relación con la preocupación de Sófocles por el tema del héroe y su dimensión trágica; sobre la cuestión, mira Knox 1964:
KNOX, B.M.W., The Heroic Temper: Studies in Sophoclean Tragedy, Berkeley-Los Ángeles, 1964.


2. LA OBRA DE SÓFOCLES

La cifra de obras dramáticas escritas por Sófocles varía según las fuentes: 113, 123, 130...
La cifra de 113 es sugerente, pues tal número sería el resultado de sumar 28 tetralogías (representadas en vida de Sófocles) más el Edipo en Colono, póstumo.
Pero sólo conservamos las siete tragedias canónicas, fuera cual fuese el número total de la producción de Sófocles. En su caso resulta más complicado que con Esquilo establecer la cronología de las piezas.
Sólo podemos fijar con seguridad la representación del Filoctetes en el 409 y la del Edipo en Colono en el 401, tras la muerte del autor.
(Sucede que a Sófocles, como a Esquilo, se les concedió tras su muerte el honor póstumo de que se siguieran representando sus tragedias: en el caso de Sófocles, quien se hizo cargo de ello fue su nieto del mismo nombre).
Las fechas de representación del Filoctetes y el Edipo en Colono las conocemos por los datos que presentan las Hipótesis de las tragedias.
Apelando a argumentos de estilo, estructura o contenido se puede esbozar, con todo, una cronología relativa, provisional.
  • De esta forma podemos asignar a una primera fase el Ayante y las Traquinias, obras caracterizadas por su estructura díptica: según la hipótesis más común, se habrían representado en los años 50 / 40 del S. V.
Por estructura díptica me refiero al hecho de que en estas tragedias pueden reconocerse dos partes claramente diferenciadas, p. ej. en el Ayante: el intento fracasado de venganza del héroe y su suicidio / la discusión posterior sobre si Ayante merece o no ser sepultado.
  • Hay argumentos externos que permiten datar la Antígona en el 443 ó 442: según una noticia recogida en la hipótesis de la obra, el éxito de ésta le proporcionó a Sófocles el cargo de estratego en la guerra samia (mira más arriba).
  • Por otro lado, la obra que para tantos ha representado la quintaesencia de la tragedia, el Edipo Rey, pudo ser representada hacia el año 430.
  • La Electra, la única tragedia para la que aún no hemos encontrado una datación, debió de escribirse poco antes del Filoctetes, a juzgar por la caracterización de la protagonista – ¿pertenece al tiempo entre 414 y 411?
Debe hacerse observar que en relación con la Electra se ha planteado además una cuestión cronológica incierta: la de si ha de concederse la prioridad cronológica a la Electra de Sófocles o a la de Eurípides (en general se tiende a creer en la prioridad de la obra de Eurípides).
En cambio, no parece que sea de mucha utilidad para ordenar las obras la distinción de tres estilos que, según Plutarco (De profectibus in uirtute 7), reconocía Sófocles en sus obras:
  • Primero, un estilo ampuloso, a la manera del de Esquilo.
  • Segundo, un estilo incisivo y artificioso.
  • Tercero, un estilo adecuado a la materia tratada, por tanto el mejor.
Sófocles acostumbraba a decir que, después de practicar hasta el límite la pompa de Esquilo y después la dura artificialidad de su propia forma de elaboración, finalmente se decidió por el tipo de estilo que era mejor y de carácter más expresivo.
En todo caso, puede decirse que el primero de estos estilos es el que atestiguan los fragmentos de la obra que parece ser la más antigua de Sófocles, el Triptólemo (468).
La crítica no tiene claro que ninguna de las tragedias conocidas pueda ser asociada con la supuesta segunda fase del autor.
A diferencia de Esquilo, Sófocles no dramatizó nunca temática histórica (piénsese en los Persas) y extrajo siempre los temas de sus obras de los grandes ciclos heroicos:
  • De sus tragedias más antiguas, el Ayante y las Traquinias, la primera desarrolla un episodio de la saga troyana, el suicidio del héroe que da nombre a la tragedia al sentirse menospreciado por los griegos.
  • En el caso de las Traquinias la materia procede de la saga de Heracles, personaje que muere en esta obra por culpa de su esposa Deyanira.
Deyanira siente celos al ver que Heracles regresa a su palacio con la cautiva Yole e intenta retenerlo a su lado sirviéndose del supuesto elixir de amor que le había entregado el centauro Neso. Pero tal elixir era en realidad un poderoso veneno que causará la muerte del héroe.
  • Otra tragedia que, como hemos dicho, debió de componer Sófocles al principio de su carrera es la Antígona, la primera de sus obras sobre tema tebano; en este caso Sófocles relata la historia de la heroína que prefirió dejarse matar por Creonte, el gobernante de Tebas, antes que dejar sin sepultura a su hermano Polinices, que había muerto luchando contra su propia ciudad.
  • Pero la tragedia de tema tebano más importante de Sófocles no es la Antígona sino el Edipo Rey, que trata acontecimientos anteriores, los que se refieren al descubrimiento de la verdad sobre su persona por parte de Edipo.
De la importancia de este drama da noción el hecho de que Aristóteles la utilizase para extraer las características ideales de la tragedia en su Poética.
  • Al tema de Edipo volvió todavía Sófocles en otra ocasión, en el Edipo en Colono, la última de sus obras; en este caso Sófocles trató del final de Edipo, muerto o misteriosamente desaparecido en Colono, en las cercanías de Atenas, motivo por el cual se convirtió en genio protector del territorio del Ática.
  • Las dos tragedias de Sófocles cuyo tema nos queda por considerar son la Electra y el Filoctetes, dos obras tardías sobre materia troyana. En el caso de la primera de estas tragedias el tema es el mismo de las Coéforas de Esquilo y la Electra de Eurípides (la venganza de Agamenón por obra de Orestes y con la ayuda de Electra).
  • El Filoctetes, en cambio, refiere un episodio anterior de la saga troyana, el rescate de Filoctetes, un caudillo griego abandonado en una isla, sin cuyo arco era imposible la captura de Troya de acuerdo con una antigua profecía.
Concluyo esta sección indicando que, según la Suda, la obra poética de Sófocles también comprendía elegías y peanes: p. ej., el peán de bienvenida al dios Asclepio (420), del que se conservan un par de versos.


3. AVANCES DE TÉCNICA TEATRAL EN LA TRAGEDIA DE SÓFOCLES

Habrá de recordarse también que el teatro de Sófocles presenta, frente al de Esquilo, notables avances de técnica teatral.
De manera general puede decirse que Sófocles se diferencia de Esquilo en el sentido de que, en su tragedia, lo propiamente dramático tiene cada vez una importancia mayor frente al componente lírico.
El punto fundamental en los avances dramáticos desarrollados por Sófocles es, sin duda, la introducción del tercer actor, según indica Aristóteles (Poét. 1449 a 18). La introducción del tercer actor implica
  • un avance en la acción dramática
  • y una disminución del peso conferido a las intervenciones del coro.
El avance en la acción dramática dentro de cada obra es uno de los factores que justifica el abandono por parte de Sófocles del procedimiento de la trilogía esquílea.
La innovación del tercer actor acabó siendo asumida por Esquilo, aunque de manera un tanto peculiar, según se observa en las Coéforas (458), donde un tercer actor mudo (Pílades) sólo interviene en un momento de especial patetismo para pronunciar una única frase.
En cambio, el tercer actor se halla plenamente integrado en las obras de Sófocles:
  • el procedimiento se atestigua ya en el Ayante, la más antigua de las tragedias conservadas (en la escena en que intervienen Teucro, Agamenón y Odiseo);
  • después hay un salto adelante, una mayor madurez en el uso del tercer actor en el caso de la Antígona (p. ej., en la escena en la que Creonte discute, en un diálogo vivo, con Antígona e Ismene)
  • o en el Edipo Rey (p. ej., cuando comparten la escena Edipo, Creonte y Yocasta, o cuando el mensajero de Corinto se presenta ante Edipo y Yocasta).
Por otro lado, Sófocles también modificó el coro haciendo que constase de quince coreutas en lugar de los doce previos.
Pero el cambio no afectó únicamente a una cuestión numérica sino que fue un cambio de mayor profundidad:
  • como hemos dicho, en Sófocles se reduce la extensión de las intervenciones del coro;
  • y, por lo que se refiere a su función, el coro en Sófocles se sitúa en un punto intermedio entre Esquilo y Eurípides:
El coro en Esquilo se sitúa por encima de los actores (lo cual guarda relación directa con los orígenes de la tragedia) y por ello puede oscurecer la función de éstos.
En cambio, en Sófocles el coro actúa como un actor, o mejor como un subactor que no crea acción pero sí la motiva. Aristóteles (Poét. 1456 a 25) alababa el arte con el que manejaba Sófocles el coro:
Al coro hay que concebirlo como si fuera uno de los actores, y ha de ser una parte del conjunto y hacer una aportación positiva en la acción, no como en el caso de Eurípides sino como en el de Sófocles.
A propósito de Sófocles y el coro se recordará además que, según la tradición, escribió un tratado Sobre el coro.
Nuestras fuentes antiguas parecen atribuir también a Sófocles la introducción de los decorados: ésa es, posiblemente, la interpretación que ha de darse a Aristóteles en Poét. 1449 a 18, donde dice que Sófocles introdujo el tercer actor y la skenografía.
En todo caso se habrá de entender que Sófocles hizo, frente a Esquilo, un uso nuevo de la escenografía. Pero nuestro conocimiento de la cuestión es terriblemente insuficiente.
También sabemos que Sófocles, en sus primeras obras, siguió usando la escenografía barroca y efectista de Esquilo: p. ej., en el Triptólemo, donde aparecía en escena el carro del protagonista tirado por serpientes (fr. 596).
Al caracterizar la técnica dramática de Sófocles se ha de recordar además que la crítica literaria de la Antigüedad le reconocía el mérito de ser capaz de caracterizar a una figura con unos pocos trazos. Así se expresa la Vita:
Sabe cómo disponer la acción con tal sentido del tiempo que crea todo un carácter a partir de un simple hemistiquio o de una expresión aislada. Esto es lo esencial en poesía, delimitar caracteres o sentimientos.


4. LA TEMÁTICA SOFOCLEA: EL HOMBRE Y SUS LÍMITES; EL HÉROE

Aunque efectivamente hay diferencias de técnica dramática entre Sófocles y Esquilo, es en los aspectos temáticos donde se aprecian las diferencias de mayor calado.
Recordamos que en el caso del trágico de mayor edad podemos hablar de una “tragedia teológica”.
El foco de interés de Esquilo está en la relación del hombre con los dioses / el Dios: lo que le interesa es la interacción entre culpa humana y reacción divina, y con su tragedia intenta explicar el funcionamiento del orden divino del mundo.
En cambio, lo que parece interesar a Sófocles es presentar los sufrimientos por los que deben pasar los hombres expuestos por el destino a situaciones extremas.
Por eso pienso que sería equivocado entender que Sófocles pretende trasladar a los espectadores un cuerpo orgánico de pensamiento como creo que hace Esquilo, una moral o una filosofía.
Lo que hallamos en sus tragedias, por encima de todo, es una preocupación primordial por el hombre y sus límites.
Uno de los límites humanos que Sófocles convierte con gusto en tema de sus tragedias es la limitación de nuestro conocimiento:
  • frente al conocimiento absoluto de los dioses
  • el conocimiento de los hombres se revela limitado, a pesar de las noticias que puedan comunicarles los dioses a través de los oráculos y las profecías, tantas veces mal interpretados.
En este sentido, como en otros tantos, es ejemplar el caso del Edipo, cuyo protagonista se afana hasta el extremo en buscar una verdad que para él tendrá unas consecuencias funestas:
  • Edipo busca al asesino de su predecesor Layo y lanza contra él maldiciones terribles.
  • Poco a poco se irá revelando que el asesino del rey anterior es el propio Edipo, quien además era su hijo y se había casado con su madre, la reina viuda Yocasta.
Sófocles explora, evidentemente, los límites humanos a partir de ejemplos peculiares de humanidad con valor universal: sus héroes, tan frágiles como sobresalientes, o quizá sobresalientes en razón de su propia fragilidad.
Mira cómo caracteriza al héroe de Sófocles el trabajo de referencia de Knox (The Heroic Temper, p. 48):
Inmovable once his decision is taken, deaf to appeals and persuasion, to reproof and threat, unterrified by physical violence, even by the ultimate violence of death itself, more stubborn as his isolation increases until he has no one to speak to but the unfeeling landscape, bitter at the disrespect and mockery the world levels at what it regards as failure, the hero prays for vengeance and curses his enemies as he welcomes the death that is the predictable end of his intransigence.
Son héroes característicos de Sófocles figuras como Antígona / Electra / Edipo.
Lo peculiar y extremo de sus situaciones queda además realzado por el contraste, tan típicamente sofocleo, con los personajes que los acompañan:
  • en este sentido son especialmente características Ismene en el caso de Antígona / Crisótemis en el caso de Electra;
  • su función la cumplen de manera análoga Yocasta frente a Edipo / Tecmesa frente a Ayante.
Estos personajes que sirven para el contraste representan al hombre común, por contraposición a las figuras heroicas.

Acabo de decir que ese contraste entre los héroes y el tipo del hombre común me parece típicamente sofocleo: pero esa es una opinión personal que puede requerir explicación.
Tal contraste me parece típicamente sofocleo porque entiendo que su tragedia es fundamentalmente dialógica.
Obviamente, al hablar de “dialogismo” lo hago en la línea de Bajtín y no me estoy refiriendo únicamente al papel reservado al diálogo en las tragedias de Sófocles, aunque éste es también un aspecto significativo.
Así lo muestran p. ej. los prólogos de Sófocles, en los que suelen confrontarse, dialogar, dos personajes, como en la Antígona (Antígona versus Ismene).
El “dialogismo” ha de entenderse en el sentido de que
  • en la tragedia de Sófocles no vamos a encontrar soluciones unívocas a los problemas humanos sino una discusión de esos problemas;
  • la luz sobre los problemas del hombre se hace a partir de las posturas confrontadas y, en este sentido, del diálogo.
La falta de soluciones unívocas en Sófocles encuentra un buen representante en la Antígona, donde ninguno de los dos antagonistas tiene la exclusiva de la verdad:
  • Antígona acierta en la medida en que defiende las “leyes no escritas” preservadas en el seno de la familia.
  • Ahora bien, Creonte también está asistido por la razón cuando representa la ley positiva, o la ley del estado, según la bien conocida interpretación de Hegel.
Antígona y Creonte son, en la obra, dos extremos irreconciliables, dos extremos asistidos igualmente por la razón pero igualmente lastrados por la intransigencia y la incapacidad de aproximarse al otro.
Por ello se dirá en algún momento de la obra que la heroína Antígona es tan testaruda como lo fue su padre Edipo.
Ahora bien, aunque Aristóteles (Ética II 9, 3) ya decía que es en el punto medio donde se halla la virtud, el estagirita también reconocía que, de los dos extremos entre los que se sitúa la virtud, siempre hay uno que es peor y otro que es mejor.
Por ello Antígona y Creonte no se presentan ante el espectador en pie de igualdad:
  • Quien domina toda la representación es ciertamente Creonte, quien no abandona nunca la escena.
  • Pero el público del S. V a. C. no podía dejar de ver en él a un gobernante de dudosa legitimidad, caracterizado además por la desconfianza hacia todos, aspecto que el Pericles de Tucídides (II 37) considera opuesto a los principios de la democracia.
  • En la obra el extremo menos malo, el más humano, lo representa Antígona, otro de esos personajes de Sófocles que ha quedado grabado en el imaginario de Occidente como ejemplo sobresaliente de humanidad.

José B. Torres Guerra


ALGUNAS REFERENCIAS:

* Trabajos de carácter general:
BOWRA, C.M., Sophoclean Tragedy, Oxford, 1944.
BUXTON, R.G.A., Sophocles, Oxford-Nueva York, 1984.
DILLER, H. (ed.), Sophokles, Darmstadt, 1986.
EASTERLING, P.E., “Sófocles”, en P.E. Easterling y B.M.W. Knox (eds.), Historia de la Literatura Clásica. I. Literatura Griega, Madrid, 1990, pp. 327-349 (The Cambridge History of Classical Literature I. Greek Literature, Cambridge, 1985).
GARVIE, A.F., The Plays of Sophocles, Londres, 2005.
KAMERBEEK, J.C., The Plays of Sophocles. Commentaries, Leiden, 1963 (2ª ed.) - 1984.
KIRKWOOD, G.M., A Study of Sophoclean Drama. With a New Preface and Updated Bibliography, Cornell, 1994.
KNOX, B.M.W., The Heroic Temper: Studies in Sophoclean Tragedy, Berkeley-Los Ángeles, 1964.
LASSO DE LA VEGA, J.S., “Introducción general”, en Sófocles. Tragedias, Madrid, 1981, pp. 7-112.
LASSO DE LA VEGA, J.S., Sófocles (editado por Elsa García Novo et alii), Madrid, 2003.
LUCAS DE DIOS, J.M., Estructura de las tragedias de Sófocles, Madrid, 1982.
RADT, ST. (ed.), Tragicorum graecorum fragmenta. IV. Sophocles, Gotinga, 1977.
SEGAL, C., Tragedy and Civilization: An Interpretation of Sophocles, Cambridge Mass., 1981.
REINHARDT, K., Sófocles, Barcelona, 1991 (Sophokles, Frankfurt, 1947, 2ª ed.).
VARA, J., “Sófocles”, en J.A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura Griega, Madrid, 1988, pp. 312-351.
WINNINGTON-INGRAM, R. P., Sophocles: An Interpretation, Cambridge, 1980.
* Sobre el coro en la tragedia de Sófocles:
BURTON, R.W.B., The Chorus in Sophocles' Tragedies, Oxford, 1980.
ERRANDONEA, I., Sófocles y la personalidad de sus coros, Madrid, 1970.
GARDINER, C.P., The Sophoclean Chorus. A Study of Character and Function, Iowa, 1987.
* Sobre su estilo:
EARP, F.R., The Style of Sophocles, Cambridge, 1944.
* Sobre la relación entre Sófocles y la política de su tiempo:
EHRENBERG, V., Sophocles and Pericles, Oxford, 1954.
UGOLINI, G.H., Sofocle e Atene: vita politica e attività teatrale nella Grecia classica, Roma, 2000.
* Sobre algunas tragedias en particular:
DE HOZ, J., “La composición del Edipo Rey y sus aspectos tradicionales”, EClás 26 (1984), pp. 229-239.
O'BRIEN, M.J. (ed.), Twentieth-Century Interpretations of Oedipus Rex, Englewood Cliffs, N. J., 1968.
ROHDICH, H., Antigone: Beitrag zu einer Theorie des sophokleischen Helden, Heidelberg, 1980.
SCHMIDT, J.U., Sophokles Philoktet: eine Strukturanalyse, Heidelberg, 1973.




1 comentario:

Mendax dijo...

Sin duda es muy atinado afirmar que la temática sofoleana se enfoca a el desdoblamiento del hombre y sus límites... Lo que parafraseando a Eduardo Nicol nos hace inferir que ante la condición existencial de los personajes de Sófocles incide una condición intrínseca de la libertad del hombre, es decir: lo que puede el hombre es,al mismo tiempo, decir lo que no puede. Una temática que considero no se ha mencionado muy a menudo entre los tratadistas de Sófocles es la Querella entre la predeterminación de la naturaleza y el propio discernir, el libre albedrío, la capacidad de comparecer ante sí mismo y la transcendencia de la naturaleza por medio de la libre elección. Tema central en el Filoctetes. Recomiendo,si alguien quiere ahondar en ésto la sección del libro: Pierre Vidal-Nequet, “Filoctetes Y La Efebía,” en Mito Y Tragedia En La Antigua Grecia, vol. I, II vols. (Madrid: Paidós, 2002).