martes, 16 de diciembre de 2008

ESCRITOS SOBRE RETÓRICA

1. ATICISMO Y ASIANISMO
2. LAS ESCUELAS DE RETÓRICA EN ÉPOCA IMPERIAL
3. DEMETRIO, SOBRE EL ESTILO
4. DIONISIO DE HALICARNASO


En época imperial, el ejercicio de la oratoria posee características peculiares: en buena medida, éstas vienen impuestas por la ausencia de libertades políticas propia del período.
Por ello, antes de enfrentarnos con el tipo de retórica elaborada por los autores de la Segunda Sofística, conviene detenerse a examinar algunas cuestiones previas, las que desarrollaremos en esta entrada:
  • Hemos de empezar por aclarar un concepto básico en esta nueva fase de la cultura griega: el aticismo.
  • Trataremos, igualmente, de la organización de la enseñanza de la retórica en época imperial.
  • Y, fundamentalmente, revisaremos las reflexiones sobre retórica compuestas al inicio de este período: hablaremos en concreto de dos autores:
“Demetrio” (Sobre el estilo)
y Dionisio de Halicarnaso.


1. ATICISMO Y ASIANISMO

Por reacción a la nueva koiné lingüística que se venía gestando desde el Helenismo, en el S. I a. C. se comenzó a definir el estilo ático de época clásica (SS. V – IV a. C.) como la norma lingüística por excelencia.
Ésa, se entendía, era la norma lingüística que había de ser cultivada en la expresión escrita, no la de la koiné hablada en la época.
En relación con la cuestión del aticismo escribió Th. Gelzer un trabajo en el que defendía que el impulso dado al llamado aticismo había procedido de los maestros de retórica establecidos en Roma.
Cfr. Gelzer 1978: “Klassizismus, Attizismus und Asianismus”, en H. Flashar (ed.), Le Classicisme à Rome aux 1ers siècles avant et après J.C., Ginebra, pp. 1-55.
Como explica Gelzer, la norma aticista del griego fue fijada con fines didácticos por los maestros griegos: para mostrarles a sus alumnos romanos cuál era el griego que habían de aprender, cultivar e imitar.

De otra parte, en su momento (SS. I a. C. y I d. C.) los seguidores del aticismo no hubieron de desmarcarse sólo de la lengua común en su época.
También marcaron distancias frente al tipo de retórica que se enseñaba en las escuelas de oratoria del Asia Menor, a la que se conoció como asianismo, término de connotaciones peyorativas.
El asianismo debió de ser impulsado por Hegesias de Magnesia (S. II a. C.) y tuvo éxito, sobre todo, entre capas populares de la helenidad.
Para el estudio de este enfrentamiento habría resultado de gran interés el escrito teórico de Cecilio de Caleacte (Sicilia), Sobre la diferencia entre aticismo y asianismo.
Este autor era posiblemente un liberto de Cecilio Metelo. Desarrolló su actividad en Roma desde 40 a. C. y estuvo muy vinculado a Dionisio de Halicarnaso, de quien fue amigo.
Cecilio escribió también estudios sobre los oradores áticos, igualmente perdidos. Según parece, en su obra debía de aparecer por primera vez el canon de los diez oradores:
  • Antifonte
  • Andócides
  • Lisias
  • Iseo
  • Isócrates
  • Demóstenes
  • Esquines
  • Hiperides
  • Licurgo
  • Dinarco
Cecilio es, por cierto, el autor con quien polemiza el Pseudo-Longino en el Sobre lo sublime.
Además de su obra retórica (¿o como parte de ella?) escribió también un trabajo perdido sobre el estilo elevado (¿el primer Sobre lo sublime?), que se deja reconstruir únicamente a partir de las críticas de Pseudo-Longino.

Pero lo que ahora interesa realmente es resaltar que el aticismo se convirtió en norma indiscutible a partir del S. I d. C. y durante todo el Imperio.
Con él se producía una vuelta al pasado en la norma lingüística: esta vuelta al pasado era, además, coherente con los ideales de “vuelta al pasado” perseguidos, desde el punto de vista ideológico, por la educación de la época.
Por otra parte, restaurar una lengua que no era la del presente sino la de cinco siglos atrás forzó el desarrollo de obras lexicográficas que debían ayudar al escritor a escoger las formas genuinamente áticas.
Éste era, p. ej., el objetivo de la Eklogé de Frínico: ésta era una selección de una obra en dos tomos, anteriormente perdida, el Onomástikon de Julio Pólux.
En el Onomástikon se recogía un índice de palabras y expresiones áticas agrupadas por criterios temáticos.
En el mismo sentido han de recordarse las obras de:
  • Harpocratión (Léxico de los diez oradores).
  • Moiris (Giros [expresiones] del ático).
No ha de pasarse por alto el hecho de que el absolutismo de la norma aticista también se encontró con opositores, si bien la crítica ejercida por éstos tuvo escaso efecto.
Al grupo de los opositores pertenece p. ej. Galeno (129 – ca. 199). Escribió un léxico antiaticista; además indica en diversos lugares que los conocimientos que de verdad interesan a un músico o un médico son otros, no la norma ática.
Por otro lado, también Luciano de Samósata (115 / 125 – post 180) se enfrentó de manera paródica con la norma aticista en el Rhetorum praeceptor (op. 41).
El protagonista de la obra recomienda aprenderse unas 15 ó 20 palabras áticas raras y emplearlas a conciencia para impresionar al público.
La asunción de una norma lingüística propia de cuatro siglos atrás implicaba establecer diferencias evidentes con respecto a la lengua realmente hablada en el momento.
Además, esta vuelta al clasicismo condenaba la norma literaria al inmovilismo, según ha sucedido en otras épocas históricas, también dentro de Grecia (cfr. lengua kathareûsa frente a demotiké).
Ciertamente, tanto lo uno como lo otro puede ser considerado como un defecto.
Pero, aunque efectivamente lo sea, no han de pasarse por alto aspectos menos negativos del movimiento aticista.
En un momento en que el mundo griego carecía de un centro cultural o político, el Aticismo constituye un elemento unificador fuerte.
Gracias a él y al sistema educativo de la época se logró que existiera una unidad cultural durante más de 500 años entre, al menos, las elites de habla griega: desde el Sur de Francia (Favorino de Arelate) hasta el Éufrates.
Esta relativa homogeneidad ayudó a superar diferencias étnicas o religiosas.
En este sentido puede decirse incluso que el Aticismo cooperó a mantener la estabilidad del Imperio Romano.


2. LAS ESCUELAS DE RETÓRICA EN ÉPOCA IMPERIAL

Las escuelas de retórica constituían en época imperial el estadio superior de la educación. En estas escuelas se aprendía el arte de la elocuencia al lado de un rhétor o sophistés.
En el aprendizaje de la retórica se distinguían tres tareas:
  1. El estudio de la teoría.
  2. El estudio de textos que servían como modelo.
  3. El ejercicio práctico.
1. La teoría sobre retórica venía transmitida a través de manuales conocidos como téchnai rhetorikaí.
En ellas se distinguían las cinco partes de la Retórica: inuentio, dispositio, elocutio, memoria, pronuntiatio, que a su vez volvían a subdividirse en tipos más específicos.
De época imperial conservamos un cuerpo importante de obras de este tipo: ¡9 tomos en la edición de Waltz 1832 (Rhetores Graeci)!
Desde nuestro punto de vista, las más importantes son las compuestas por Hermógenes de Tarsos (160-230 d. C.):
  • Orador precoz, renunció al ejercicio de la retórica para dedicarse a teorizar sobre ella; carece de intereses filosóficos.
  • Escribió sobre aspectos como la inuentio en Sobre la invención; es también autor de Sobre formas de estilo, Sobre la vehemencia del método.
  • El conjunto de su obra era conocida como Téchne rhetoriké.
  • El papel canónico del autor lo muestran los abundantes comentarios a Hermógenes que se hicieron desde el S. III d. C. hasta época bizantina.
Posteriores (S. III d. C.) son las obras de autores como Apsines de Gádara y, sobre todo:
  • Menandro Rétor: bajo su nombre se conservan dos tratados, Sobre discursos demostrativos: no pueden ser obra del mismo autor pero parece que los dos fueron escritos en época de Diocleciano (284 – 305 d. C.).
  • El primero trata de la división de la retórica, la diferencia entre elogio y encomio y las clases de himnos.
  • El segundo tiene carácter más práctico.
  • En general, el mayor interés de la obra de este Menandro es la información que nos ofrece sobre los gustos literarios de su momento.
2. El estudio de textos que servían como modelo.
A la hora de estudiar textos modélicos el esfuerzo se concentraba, según lo esperable en el marco del Aticismo, en los oradores áticos (lo cual, a su vez, retroalimentaba la importancia de ese canon).
3. El ejercicio práctico.
El ejercicio práctico consistía en la elaboración de discursos ficticios para diversas circunstancias: éstos son las melétai o declamationes.
En función de los géneros del discurso se distinguían a su vez:
  • théseis dikanikaí, controuersiae (discursos judiciales).
  • théseis symbouleutikaí, suasoriae (discursos deliberativos).
  • discursos de exhibición (se corresponden con el género del discurso demostrativo).
En estos discursos había de buscarse la adecuación a las circunstancias históricas en que supuestamente se pronunciaban los discursos.
Parte de esta adecuación consistía en respetar la ethopoiía del personaje que, supuestamente, estaba hablando.
El corpus de declamationes conservado, tanto en griego como en latín, es abundante.


3. DEMETRIO, SOBRE EL ESTILO

El primer tratado sobre retórica al que nos referiremos es el Sobre el estilo de Demetrio.
Ciertamente, las razones cronológicas parecen aconsejar que se hable antes de Dionisio. Ahora bien:
  • esas razones no son concluyentes: el Sobre el estilo podría ser anterior a Dionisio;
  • de otra parte, es evidente que con Dionisio llegamos al clímax de la entrada: por eso prefiero reservarle el último puesto.
El tratado Sobre el estilo transmitido bajo el nombre de “Demetrio” (supuestamente, Demetrio de Falero: así ya desde Diógenes Laercio) debe de datar, según lo más verosímil, del siglo primero antes o después de Cristo.
Sobre el personaje histórico de Demetrio de Falero:
  • filósofo (discípulo de Teofrasto) y político del S. IV a. C.;
  • ciertos relatos hablan de un papel destacado en la fundación de la Biblioteca (pero esto carece de fundamento);
  • desarrolló una labor literaria importante: hay un listado de sus obras en Diógenes Laercio.
Pero Sobre el estilo no es suyo: las fechas no cuadran, a pesar de que la fecha de la obra es incierta: se ha propuesto incluso que habría sido compuesta en S. III a. C.

Sobre el estilo es un trabajo aticista, fuertemente influido por la escuela peripatética (p. e., Teofrasto; y el libro III de la Retórica de Aristóteles).
Su importancia no estriba tanto en sus ideas originales (pocas) como en su activa recopilación de teorías precedentes y en sus juicios sobre la literatura griega anterior: ayuda a conocer la historia de la recepción en su época.
La obra tiene dos partes claramente diferenciadas:
  1. Tras los treinta y cinco primeros apartados, de carácter más introductorio (define kôla, kómma, períodos, enthýmema: estudio de los miembros, de la frase, del periodo, del entimema),
  2. el grueso de la obra (36 – 302) se dedica a analizar los cuatro tipos de estilo definidos por el autor, así como sus contrarios (estilos perversos):
  • megaloprepés (elevado) frente a psychrós (frío)
  • glaphyrós (elegante) frente a kakózelos (afectado)
  • ischnós (sencillo) frente a xerós (árido)
  • deinós (vigoroso) frente a ácharis (desagradable).
En su caso, como en el del Pseudo-Longino, nos hallamos ante una obra que se sitúa a caballo entre la retórica y la crítica literaria.


4. DIONISIO DE HALICARNASO

La obra teórica de Cecilio de Caleacte en relación con el conflicto entre aticismo y asianismo (cfr. punto 1 de esta entrada) se ha perdido: no nos es accesible.
Pero sí son accesibles, en cambio, los escritos compuestos sobre el tema de la retórica por su amigo Dionisio de Halicarnaso (60 a. C. – 7 d. C.).
Dionisio emigró a Roma en el 30 a. C. para ejercer allí como maestro de retórica.
Nos referiremos a él primero como teórico del aticismo y, en segundo lugar, como autor de obras históricas fuertemente cargadas de retoricismo.

Los escritos del primer tipo (tratados y epístolas de alcance teórico) giran en torno a los modelos del estilo ático que se han de imitar.
Es importante señalar también que estas obras dedican una atención muy especial a la crítica literaria que, como se ve, vuelve a aparecer como inseparable de la retórica en este momento histórico.
Los escritos de retórica y crítica de Dionisio constituyen un corpus notablemente extenso, que sólo conservamos en parte.
  • Hay en él obras dirigidas por Dionisio a sus alumnos de Roma.
  • Hay también cartas dirigidas a amigos, miembros de su grupo literario: desde el punto de vista del género, estas epístolas didácticas se diferencian con dificultad de los tratados.
La cronología del corpus (de lo conservado y de lo perdido a lo que el autor alude) es difícil de fijar. Pero como clasificación práctica puede servir la de Usher, y así distinguimos:
I. En un primer período:
  • Sobre los oradores antiguos: algunos consideran que el prólogo de esta obra es, prácticamente, un manifiesto del Aticismo.
  • La primera Carta a Ameo: más una obra de historia literaria que de pura crítica.
II. En el período medio:
  • Sobre la composición literaria: incluye un estudio sobre los tres tipos de estilo (severo, elegante, medio).
  • Demóstenes: Dionisio lo considera como representante del estilo medio, frente a Tucídides (estilo severo).
  • Sobre la imitación.
  • La Carta a Pompeyo Gémino.
III. En el último período:
  • Sobre Tucídides.
  • La segunda Carta a Ameo.
En su obra teórica Dionisio intenta mostrar, a través del análisis de distintos autores, cómo, en el campo de los autores áticos, el estilo que ha de servir como referente es el de Demóstenes y no el de Tucídides, objetable por su oscuridad.
La conclusión de la exposición sobre esta obra teórica es hasta cierto punto paradójica, pues se ha de decir (siguiendo a Radermacher) que la importancia de Dionisio en este campo no se halla posiblemente en lo que escribió “como teórico de la retórica sino en su crítica estética y literaria” (G.ª López).

Por lo que se refiere a la obra histórica de Dionisio se ha de destacar la Historia antigua de Roma, en veintidós libros (sólo conservamos íntegros los diez primeros).
  • El punto de inicio de la obra se sitúa en los orígenes legendarios de Roma.
  • El punto final lo fijó el autor en el año 264 a. C., precisamente aquél en que arrancan las Historias de Polibio (cfr. Gabba 1991: Dionysius and the History of Archaic Rome, Berkeley-Los Angeles-Oxford).
Por lo que a la cuestión de las fuentes se refiere, es de destacar que Dionisio escribe basándose en los analistas romanos, para los que es testimonio básico.
Ello implica, por cierto, que Dionisio conocía suficiente latín como para leerlos.
Debe señalarse también ante los alumnos el paralelismo fundamental que existe entre Polibio y Dionisio:
  • los dos eran griegos por origen y formación;
  • los dos escogieron convertir Roma en la materia de sus obras historiográficas, con un tono plenamente favorable.
En Dionisio es fundamental el empeño por conectar la historia y cultura de Roma con la de Grecia:
  • defiende la idea de que Roma es en realidad una antigua fundación griega;
  • entiende, además, que el latín es un dialecto del griego;
  • pero da una vuelta de tuerca al considerar que Roma es superior a Grecia y que los romanos son, en realidad, griegos mejorados, griegos perfeccionados.
En su fascinación ante Roma parece claramente influido por el ambiente de la pax Romana de Augusto.
Dado el sentido general de esta entrada, dedicada a la retórica, se ha de terminar resaltando el carácter fuertemente retórico de la Historia antigua de Roma:
El carácter retórico de la obra se aprecia, p. ej., en el empleo de los discursos:
  • Muy abundantes a partir del libro III.
  • Pero Dionisio no se aprovecha del modelo de Tucídides y queda a enorme distancia: los discursos en su obra no son funcionales como en Tucídides, son mera repetición de tópicos de las escuelas de retórica.
Ha de decirse que Dionisio no es, en realidad, un historiador sino un rétor, y su trabajo no es, en el fondo, una obra historiográfica (de investigación) sino un encomio de Roma.

José B. Torres Guerra



ALGUNAS REFERENCIAS:

GARCÍA LÓPEZ, J., “Retórica y crítica literaria en época imperial”, en J. A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura Griega, Madrid, 1988, pp. 1005-23.
KENNEDY, G., The Art of Rhetoric in the Roman World, Princeton, 1972.
KENNEDY, G. (ed.), The Cambridge History of Literary Criticism. I. Classical Criticism, Cambridge, 1989.
MARTIN, J., Antike Rhetorik. Technik und Methode, Múnich, 1974.
* Sobre el aticismo:
ADRADOS, F.R., “Sobre el movimiento aticista”, EClás 14 (1970), pp. 433-451.
GELZER, T., “Klassizismus, Attizismus und Asianismus”, en H. Flashar (ed.), Le Classicisme à Rome aux 1ers siècles avant et après J.C., Ginebra, 1978, pp. 1-55.
* Sobre Menandro Rétor:
HEATH, M., Menander: A Rhetor in Context, Oxford, 2004.
* Sobre Demetrio, Sobre el estilo:
GARCÍA LÓPEZ, J. (trad.), Demetrio. Sobre el estilo. “Longino”. Sobre lo sublime, Madrid, 1979.
GARCÍA LÓPEZ, J., “Introducción”, en Demetrio. Sobre el estilo. “Longino”. Sobre lo sublime, Madrid, 1979, pp. 9-26.
SCHENKEVELD, D.M., Studies in Demetrius on Style, Amsterdam, 1964.
* Sobre Dionisio de Halicarnaso:
ALONSO, A.; JIMÉNEZ, E.; SÁNCHEZ, E., y SECO, C. (trads.), Dionisio de Halicarnaso. Historia antigua de Roma, Madrid, 1984-1989 (4 volúmenes).
BONNER, S.F., The Literary Treatises of Dionysius: A Study in the Development of Critical Method, Cambridge, 1939.
DAMON, C., “Aesthetic Response and Technical Analysis in the Rhetorical Writings of Dionysius of Halicarnassus”, MH 48 (1991), pp. 33-58.
DELCOURT, A., Lecture des Antiquités romaines de Denys d'Halicarnasse: un historien entre deux mondes, Bruselas, 2005.
GABBA, E., Dionysius and the History of Archaic Rome, Berkeley-Los Angeles-Oxford, 1991.
GALÁN VIOQUE, G., y Márquez Guerrero, M.Á. (trads.), Dionisio de Halicarnaso. Sobre la composición literaria. Sobre Dinarco. Primera carta a Ameo. Carta a Pompeyo Gémino. Segunda carta a Ameo, Madrid, 2001.
OLIVER SEGURA, J.P. (trad.), Dionisio de Halicarnaso. Tratados de crítica literaria, Madrid, [2005].
SACKS, K.S., “Historiography in the Rhetorical Works of Dionysius of Halicarnassus”, Athenaeum 59 (1983), pp. 65-87.






domingo, 7 de diciembre de 2008

LA SEGUNDA SOFÍSTICA, DE DIÓN DE PRUSA A FILÓSTRATO


1. EL APOGEO DE LOS RÉTORES Y LA RETÓRICA EN ÉPOCA IMPERIAL
2. DIÓN DE PRUSA
3. ELIO ARISTIDES
4. FILÓSTRATO


He dividido el análisis de la corriente literaria conocida como “Segunda Sofística” en tres entradas diferentes. En esta primera planteo el CONCEPTO de Segunda Sofística y el caso de tres de estos sofistas de época imperial: DIÓN DE PRUSA, ELIO ARISTIDES y FILÓSTRATO.


1. EL APOGEO DE LOS RÉTORES Y LA RETÓRICA EN ÉPOCA IMPERIAL

Comenzaremos explicando que, al hablar de Segunda Sofística, nos referimos al MOMENTO DE APOGEO VIVIDO POR LOS RÉTORES Y LA RETÓRICA EN ÉPOCA IMPERIAL. Se han de comentar
  • las circunstancias sociopolíticas que favorecen el fenómeno (la bonanza económica que se hizo palpable en Oriente desde mediados del S. I d. C.)
  • y el papel desempeñado en la vida pública por estos nuevos sofistas (la aplicación a ellos del término procede de Filóstrato, Vida de los sofistas), consejeros de emperadores y auténticas estrellas populares gracias a sus declamaciones públicas (cfr. Bowie 1982; Schmitz 1997).

2. DIÓN DE PRUSA

De los tres autores de los que trataré en esta entrada conservamos corpora notablemente extensos; lo que es más importante, los tres manifiestan inclinaciones filosóficas notables que los diferencian de otras figuras de la corriente.

DIÓN DE PRUSA, también llamado “Crisóstomo” (40 / 50 – post 111; cfr. Desideri 1978; Jones 1978; Swain 2000), es autor de ochenta discursos (cfr. la traducción de Morocho Gayo 1988-2000).

El elemento filosófico presente en esta obra le pareció tan importante a Filóstrato que, en su Vida de los sofistas, situó directamente a Dión dentro del grupo de los filósofos y fuera, por tanto, de lo que él llamaba “segunda sofística”.

Se ha de destacar la variedad de sus registros, que se plasma en escritos de lucimiento sobre temas paradójicos (cfr. p. e. su Troyano), los cuales coexisten con sus obras de carácter más filosófico (de orientación cínico-estoica).
Para explicar esta variedad se pensó en ciertos momentos de la historia (Sinesio de Cirene) en una conversión interior por parte de Dión, que de sofista pasó a ser filósofo (cfr. Moles 1978).

3. ELIO ARISTIDES

En el caso de ELIO ARISTIDES (117 – ca. 181; cfr. Boulanger 19732; Cortés Copete 1995), oriundo de Misia, habrá que empezar caracterizándolo como enfermo obsesivo, aspecto de su personalidad que impregna en grado notable su obra.

El grueso de ésta se halla compuesto, ciertamente, por piezas de oratoria (cfr. Caballero 2002) y encomios, como, p. ej., el Discurso a Roma (26 Keil). También es un tipo de encomio el himno, y en este sentido se ha de destacar la originalidad que representan los himnos en prosa escritos por el autor (cfr. Wissmann 2003).
La producción oratoria de Elio Aristides está traducida por Cortés Copete-Gascó-Llera Fueyo-Ramírez de Verger en Gredos (1987-1999).
El carácter central ocupado por la enfermedad en la obra de Elio Aristides lo ponen en evidencia los Discursos sagrados en los que refiere sus experiencias como paciente y devoto del Asclepio de Pérgamo (cfr. Behr 1968; Pernot 2002).

Por otra parte, Elio Aristides fue también sensible a la tensión que se produjo de manera renovada en su época entre partidarios de la paideía retórica y la filosófica, cuestión a la que dedicó cuatro de sus discursos (2-4, 33 Keil).


4. FILÓSTRATO

Al hablar de FILÓSTRATO (cfr. Anderson 1986) se ha de subrayar que nos estamos refiriendo a Flavio Filóstrato, el llamado Filóstrato II (hacia 170-hacia 249), oriundo de Lemnos y conocido, sin embargo, en la tradición como Filóstrato de Atenas. De su abundante producción (a veces resulta complejo deslindar qué fue escrito por él y qué por otros miembros de su familia) conservamos
  • setenta y tres cartas,
  • el tratado Gimnástico,
  • el diálogo Heroico (cfr. Bradshaw Aiken y Berenson Maclean 2004)
y, con carácter señero,
  • sus Vidas de los sofistas (Giner Soria 1982; Mestre 1998)
  • y su Vida de Apolonio de Tiana en ocho libros (Bernabé 1979; cfr. Lo Cascio 1974, Padilla 1991 y 2001), en la que presenta al filósofo neopitagórico del S. I d. C. como quintaesencia de su propio ideal cultural y educativo.
Se tiende a pensar que las Imagines Descripciones de cuadros transmitidas bajo su nombre fueron compuestas en realidad por los llamados Filóstrato III (su yerno Filóstrato de Lemnos) y IV (nieto del anterior y conocido como Filóstrato el Joven). Ambos serían autores respectivamente de los libros primero y segundo de las Imagines

Las Descripciones son ejemplos señeros del ejercicio retórico conocido como ékphrasis ("descripción"); en ellas se describe y explica para un joven destinatario una colección de obras de arte. El escrito revela de manera ejemplar la matriz sofística de sus autores (cfr. la traducción al castellano de Mestre 1996).


    ALGUNAS REFERENCIAS:

    * Estudios de carácter general:
    ALSINA, J., “La Segunda Sofística”, en J.A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura Griega, Madrid, 1988, pp. 1039-64.
    ANDERSON, G., The Second Sophistic. A Cultural Phaenomenon in the Roman Empire, Nueva York, 1993.
    BOWERSOCK, G.W., Greek Sophists in the Roman Empire, Oxford, 1969.
    BOWERSOCK, G.W. (ed.), Approaches to the Second Sophistic, Pensilvania, 1974.
    BOWIE, E.L., “The Importance of Sophists”, YCS 27 (1982), pp. 29-59.
    SCHMITZ, TH. A., Bildung und Macht. Zur sozialen und politischen Funktion der zweiten Sophistik, Múnich, 1997.
    WHITMARSH, T., Greek Literature and the Roman Empire: the Politics of Imitation, Oxford, 2004.
    WHITMARSH, T., The Second Sophistic, Oxford, 2005.

    * Sobre Dión de Prusa:
    DESIDERI, P., Dione di Prusa. Un intellettuale greco nel imperio romano, Mesina-Florencia, 1978.
    JONES, C.P., The Roman World of Dio Chrysostom, Cambridge, 1978.
    KRAUSE, CHR., Strategie der Selbstinszenierung: das rhetorische Ich in den Reden Dions von Prusa, Wiesbaden, 2003.
    LUZZATO, M.T., Tragedia greca e cultura ellenistica. L'or. LII di Dione di Prusa, Bolonia, 1983.
    MOROCHO GAYO, G. (trad.), Dión de Prusa. Discursos, Madrid, 1988-2000.
    MOLES, J.L., “The Career and Conversion of Dio Chrysostom”, JHS 98 (1978), pp. 79-100.
    NESSELRATH, H.-G.; BÄBLER, B.; FORSCHNER, M., y DE JONG, A. (eds.), Dion von Prusa. Menschliche Gemeinschaft und göttliche Ordnung: die Borystenes-Rede, Darmstadt, 2003.
    SWAIN, S. (ed.), Dio Chrysostom. Politics, Letters, and Philosophy, Oxford, 2000.
    URBÁN, Á. (trad.), Dión de Prusa. Euboico o El cazador: (Or.VII), Córdoba, 2004.

    * Sobre Elio Aristides:
    BEHR, C.A., Aelius Aristides and the Sacred Tales, Amsterdam, 1968.
    BOULANGER, A., Aelius Aristide et la sophistique dans la province d'Asie au IIe siècle de notre ère, París, 19732.
    CABALLERO LÓPEZ, J.A., “Mito y argumentación en la oratoria epidíctica de Elio Arístides”, Euphrosyne 30 (2002), pp. 229-238.
    CORTÉS COPETE, J.M., Elio Aristides. Un sofista griego en el imperio romano, Madrid, 1995.
    CORTÉS COPETE, J.M.; GASCÓ, F.; LLERA FUEYO, L.A., y RAMÍREZ DE VERGER, A. (trads.), Elio Aristides. Discursos, Madrid, 1987-1999 (5 volúmenes).
    PERNOT, L., “Les «Discours Sacrés» d'Aelius Aristide entre médecine, religion et rhétorique”, AAP 51 (2002), pp. 369-383.
    WISSMANN, J., “Enkomion, Hymnos und Prooimion: zu den Prosahymnen des Ailios Aristeides und Dion Chrysostomos, or. 53”, en B.-J. Schröder y J.-P. Schröder (eds.), Studium declamatorium: Untersuchungen zu Schulübungen und Prunkreden von der Antike bis zur Neuzeit, Múnich, 2003, pp. 193-211.

    * Sobre Filóstrato:
    ANDERSON, G., Philostratus. Biography and Belles Lettres in the Third Century A.D., Londres-Sydney-Dover, 1986.
    BERNABÉ, A. (trad.),. Vida de Apolonio de Tiana, Madrid, 1979.
    BRADSHAW AIKEN, E., y BERENSON MACLEAN, J.K. (eds.), Philostratus's Heroikos: Religion and Cultural Identity in The Third Century C. E., Atlanta, 2004.
    GALLÉ CEJUDO, R.J., “Recursos sinestésicos en las Imágenes filostrateas”, Excerpta philologica: Revista de filología griega y latina de la Universidad de Cádiz 7-8 (1997), pp. 9-32.
    GINER SORIA, M.ª C. (trad.), Filóstrato. Vidas de los sofistas, Madrid, 1982.
    LO CASCIO, F., La forma letteraria della Vita di Apollonio Tianeo, Palermo, 1974.
    MESTRE, F. (trad.), Filóstrato: Heroico. Gimnástico. Descripciones de cuadros. Calístrato: Descripciones, Madrid, 1996.
    MESTRE, F., y GOMEZ, P., “Les sophistes de Philostrate”, en N. Loraux y C. Miralles (eds.), Figures de l'intellectuel en Grèce ancienne, París, 1998, pp. 333-369.
    PADILLA, C., Los milagros de la Vida de Apolonio de Tiana. Morfología del relato de milagro y géneros afines, Córdoba, 1991.
    PADILLA, C., “Hombres divinos y taumaturgos en la Antigüedad: Apolonio de Tiana”, en A. Piñero (ed.), En la frontera de lo imposible: magos, médicos y taumaturgos en el Mediterráneo antiguo en tiempos del Nuevo Testamento, Madrid, 2001, pp. 141-162.






    sábado, 6 de diciembre de 2008

    SEGUNDA SOFÍSTICA Y EPISTOLOGRAFÍA. LA SEGUNDA SOFÍSTICA EN EL PERÍODO TARDÍO


    1. EL GÉNERO EPISTOLOGRÁFICO EN GRECIA
    2. ALCIFRÓN, CARTAS MIMÉTICAS
    3. LA OBRA DE ELIANO
    4. LA SEGUNDA SOFÍSTICA EN EL PERÍODO TARDÍO: LIBANIO
    5. EL CASO DEL EMPERADOR JULIANO


    Esta entrada revisa el caso de dos autores de la Segunda Sofística que compusieron una obra epistolográfica relevante, ALCIFRÓN Y ELIANO.

    La exposición sobre ellos va además precedida por algunas CONSIDERACIONES SOBRE LA EPISTOLOGRAFÍA GRIEGA.

    Después hablaremos de los autores que representan el período tardío de la Segunda Sofística (S. IV), JULIANO Y LIBANIO, autores también de una obra epistolográfica de relieve.


    1. EL GÉNERO EPISTOLOGRÁFICO EN GRECIA.

    La EPISTOLOGRAFÍA había surgido como GÉNERO LITERARIO en época helenística. En ese período ya se atestiguan las tres formas básicas que fueron cultivadas en épocas posteriores:
    • la carta como autopresentación y autojustificación;
    • la carta como escrito doctrinal (Epicuro);
    • la carta como ejercicio retórico.
    Como ejercicio retórico surgieron también las cartas ficticias, que en ciertos casos adquirieron la forma de novelas epistolares (cfr. Holzberg 1994, Gallé Cejudo 1994 y 1997).
    La carta mimética (en la que no se imitan personajes históricos sino tipos humanos) fue cultivada por al menos cinco autores:
    • Alcifrón
    • Eliano
    • Filóstrato
    • Aristéneto
    • Teofilacto
    De éstos cinco nos interesan de forma especial los dos primeros.


    2. ALCIFRÓN, CARTAS MIMÉTICAS.

    Lo ignoramos casi todo acerca de ALCIFRÓN, autor al que podemos datar en el siglo II en función de argumentos de verosimilitud y de la influencia que su obra parece haber ejercido en autores de cronología más cierta. Bajo su nombre conservamos cuatro colecciones de cartas miméticas:
    • de pescadores
    • de campesinos
    • de parásitos
    • de cortesanas
    Los dos últimos tipos presentan un influjo muy marcado del mundo de la comedia; más aún, Alcifrón llega incluso a presentarnos el supuesto intercambio de correspondencia mantenido entre Menandro y su amada Glicera.


    3. LA OBRA DE ELIANO.

    Alcifrón nos es conocido sólo por su obra epistolar. En este sentido es diferente el caso del sofista CLAUDIO ELIANO, nacido en Roma o Preneste, quien debió de vivir entre los años 170 y 230.

    Gracias al magisterio de Pausanias de Cesarea llegó a dominar a la perfección la lengua griega, de la que se sirvió para componer todos sus escritos. De su variada producción han llegado hasta nosotros tres textos:
    • Historias de los animales
    • Historias varias
    • Cartas rústicas
    Ello lo convierte en el romano del que conservamos la obra en griego más extensa. El caso de Eliano parece similar al de Marco Aurelio por cuanto ambos escogieron escribir en griego por continuidad con la escuela en la que se habían formado:
    • el estoicismo por lo que se refiere al emperador
    • y la Segunda Sofística (a la que pertenecía Pausanias de Cesarea) en el caso del segundo autor.
    La colección de veinte Cartas rústicas de Eliano es un hito más dentro de su variada obra.

    La obra miscelánea representada por los otros dos títulos (Historias de los animales, Historias varias) debe ponerse en relación con otras creaciones de la misma época: también con obras surgidas dentro de la literatura latina como las Noctes Atticae de Aulo Gelio.


    4. LA SEGUNDA SOFÍSTICA EN EL PERÍODO TARDÍO: LIBANIO.


    Aprovecharemos el hilo conductor de la epístola para trasladarnos al siglo IV y referirnos a dos autores de la Segunda Sofística en su período tardío, dos autores que cultivaron el género epistolográfico por motivaciones distintas: Libanio y Juliano.

    Una vez superadas las crisis económicas y sociales del período inmediatamente precedente, el rétor LIBANIO (314 – 393) vino a representar la continuación del trabajo de la Sofística de los siglos I-III.

    Así pues, le dio continuidad al género de la declamación (conservamos 51 de sus declamaciones escritas como ejercicio de escuela) y a la epístola: el número de cartas de Libanio que han llegado hasta nosotros se eleva a las 1600 (cfr. la traducción en marcha de González Gálvez 2005).


    5. EL CASO DEL EMPERADOR JULIANO.

    También conservamos cartas en el caso del emperador JULIANO (331 – 363), en total veintisiete, si bien la autenticidad de algunas de ellas es discutida; todas estas epístolas presentan una intención política y muestran la preocupación de su autor por la restauración del paganismo.

    Del emperador se conserva además una colección de discursos (cfr. la traducción en dos volúmenes de García Blanco 1979-1982) y, en forma de fragmentos, transmitidos por San Cirilo, su Contra los galileos (cfr. García Blanco y Jiménez Gazapo 1982).





    ALGUNAS REFERENCIAS:

    * Sobre epistolografía en la Antigüedad:
    CASTILLO, C., “La epístola como género literario: de la Antigüedad a la Edad Media latina”, EClás 73 (1974), pp. 427-442.
    GALLÉ CEJUDO, R.J., “La carta ficticia griega y el diálogo”, Excerpta philologica: Revista de filología griega y latina de la Universidad de Cádiz 4-5, 1994, pp. 41-62.
    GALLÉ CEJUDO, R.J., “Signos metalingüísticos referentes al marco formal en la epistolografía ficticia griega”, Habis 28 (1997), pp. 215-226.
    GALLÉ CEJUDO, R.J., “Reflexiones sobre la epistolografía griega”, en D. Estefanía et alii (eds.), Géneros grecolatinos en prosa, Alcalá de Henares – Santiago, 2005, pp. 263-299.
    HOLZBERG, N. (ed.), Der antike Briefroman, Tubinga, 1994.
    ROSENMEYER, P.A., Ancient Epistolary Fictions: The Letter in Greek Literature, Cambridge, 2001.
    SUÁREZ DE LA TORRE, E., “La epistolografía griega”, EClás 83 (1979), pp. 19-46.
    SYKUTRIS, J., “Epistolographie”, RE Suppl. 5 (1931), cols. 185-220.

    * La colección de cartas de Alcifrón:
    CARUGNO, G., “Alcifrone nei suoi rapporti con Longo e il mondo bucolico”, GIF 13 (1960), pp. 135-143.
    PREVIALE, L., “L'epistolario di Alcifrone”, MC 2 (1932), pp. 38-72.
    RUIZ GARCÍA, E. (trad.), Teofrasto. Caracteres. Alcifrón. Cartas de pescadores, campesinos, parásitos y cortesanas, Madrid, 1988.

    * Eliano, autor de misceláneas; la obra epistolográfica:
    BARRIO VEGA, Mª L. del (trad.), Eliano, Cartas rústicas. Teofilacto Simocates, Epístolas. Cartas de Quión de Heraclea. Cartas de Temístocles, Madrid, 1999.
    DÍAZ-REGAÑÓN, J.Mª (trad.), Claudio Eliano. Historia de los animales: Libros I-VIII, Madrid, 1984.
    DÍAZ-REGAÑÓN, J.Mª (trad.), Claudio Eliano. Historia de los animales: Libros IX-XVII, Madrid, 1984.
    DILTS, M.R. (ed.), Claudii Aeliani uaria historia, Leipzig, 1974.
    DOMINGO-FORASTÉ, D. (ed.), Claudii Aeliani epistulae et fragmenta, Stuttgart-Leipzig, 1994.
    RICHMOND, J., Chapters on Greek Fish-Lore, Wiesbaden, 1973.
    SCHOFIELD, A.F. (ed.) Aelian. On the Characteristics of Animals, Cambridge, Mass.-Londres, 1958-59.
    THYRESSON, I.L., “Quattre lettres de Claude Elien inspirées par le Dyscolos de Ménandre”, Eranos 62 (1964), pp. 7-25.

    * Sobre Libanio:
    FATOUROS, G. y KRISCHER, T. (eds.), Libanios, Darmstadt, 1983.
    GONZÁLEZ GÁLVEZ, Á. (trad.), Libanio. Cartas, Madrid, 2005.
    MELERO BELLIDO, A. y GONZÁLEZ GÁLVEZ, Á. (trads.), Libanio. Discursos, Madrid, 2001 (3 volúmenes).
    SCHOULER, B., La tradition hellenique chez Libanios, París, 1984-85.
    WIEMER, H.-U., Libanios und Julian: Studien zum Verhaltnis von Rhetorik und Politik im vierten Jahrhundert n. Chr., Múnich, 1995.

    * Sobre Juliano:
    ATHANASSIADI-FOWDEN, P., Julian and Hellenism. An Intellectual Biography, Oxford, 1981.
    BOUFFARTIGUE, J., L’empereur Julien et la culture de son temps, París, 1992.
    BOWERSOCK, G.W., Julian the Apostate, Londres, 1978.
    CANDAU MORÓN, J.M., “Retórica y filosofía en Juliano”, Emerita 55 (1987), pp. 313-328.
    GARCÍA BLANCO, J. (trad.), Juliano. Discursos, Madrid, 1979-82.
    GARCÍA BLANCO, J. y JIMÉNEZ GAZAPO, P. (trads.), Juliano. Contra los galileos. Cartas y fragmentos. Testimonios. Leyes, Madrid, 1982.
    KLEIN, R. (ed.), Julian Apostata, Darmstadt, 1978.
    MURDOCH, A., The Last Pagan: Julian the Apostate and the Death of the Ancient World, Stroud, 2003.